Diego Navarro: “El cine y su música me han hecho vibrar como ninguna otra cosa”
Tiene una trayectoria que impone. Leer su curriculum despierta admiración y envidia a partes iguales. Diego Navarro es un músico prodigioso que, desde muy niño, activó su creatividad y la plasmó brillantemente en unas partituras que, aún hoy, siguen demostrando que es diferente. Dos Goyas por Atrapa la Bandera y Mariposas negras adornan, entre otros muchos reconocimientos, la carrera del fundador de FIMUCITÉ (Festival Internacional de Música de Cine de Tenerife). Es el festival más antiguo del mundo dedicado exclusivamente a la música de cine y bandas sonoras que se celebra estos días en la isla canaria.
The Luxonomist: ¿Qué le dirías a la gente que concibe la vida sin música?
Diego Navarro: Les diría que están prescindiendo de la mejor o de la más grande forma de arte creada por el hombre para expresar sentimientos, pensamientos y sensaciones.
TL: ¿Cuántas veces el efecto sanador de la música te ha arreglado el día?
Diego Navarro: Constantemente. Un mal día puede mejorarlo cualquier pieza que ayude a elevar el ánimo.
TL: Estrenas tu primera obra en un concierto escolar con 13 años. ¿De niño ya eras el rarito de la pandilla?
Diego Navarro: Estrené mi primera composición en concierto ante una audiencia real con 13 años, cuando estudiaba en el colegio alemán. No obstante, ya había creado diversas piezas con anterioridad. A pesar de escuchar siempre música en mi cabeza y vibrar con ella, siempre fui un niño extrovertido, alegre, soñador y jovial. Era diferente pero siempre estuve integrado.
“No todos los compositores pueden trabajar bajo presión”
TL: ¿Mientras tus amigos jugaban a lo habitual a su edad tu mundo se refugiaba en las partituras?
DN: No necesariamente, siempre intentaba estar integrado aunque, en ocasiones, la música me poseía y tendía a aislarme.
TL: ¿Tienes la sensación de haberte perdido etapas importantes de tu adolescencia por dedicarte con ahínco a tu pasión?
DN: No, al revés. Me hubiese gustado invertir más tiempo en ella.
TL: ¿Cuándo aparece el cine como fuente de inspiración en tu vida?
DN: Desde que tengo memoria, el cine y su música me hacían vibrar como ninguna otra cosa.
TL: ¿Componer para el cine es un plus añadido de dificultad?
DN: Hay que tener en cuenta que componer sin limitaciones de sincronizaciones y en libertad no se puede comparar a escribir para el audiovisual, donde tenemos que adaptarnos a cada secuencia y disponemos de un tiempo muy limitado para crear. No todos los compositores son capaces de trabajar sometidos a una presión tan enorme y hacer que su flujo creativo pueda transcurrir a la velocidad que la producción exige.
“Los premios son incentivos para todo creador”
TL: Atrapa la bandera y Mariposas Negras, dos Goyas en la vitrina de los que te llevas tu parte. ¿Los premios son el resultado del trabajo bien hecho o simplemente un alimento para el ego?
DN: Los premios siempre son grandes incentivos para todo creador. No cabe la menor duda. Pero para mí, el mayor de los premios es continuar creando tal y como lo estoy haciendo. Vivir de mi música como artista es el mayor de todos los premios.
TL: ¿Que hace que FIMUCITÉ sea diferente a los demás festivales?
DN: ¡Tenerife despierta emociones! Tener la posibilidad de celebrar el festival de música de cine más antiguo del mundo en el entorno incomparable de nuestra isla, con todos los atractivos que ofrecemos, es un lujo. Si a esto le sumamos la excelencia artística que conseguimos con nuestros programas y estrenos mundiales y el extraordinario trato humano de nuestro equipo para con todos los invitados, el resultado es: “La experiencia FIMUCITÉ”.
TL: ¿A quién no le dedicarías ni un solo minuto de tu vida?
DN: Al que venga con la envidia por bandera.
TL: ¿Eres de cocinar la vida a fuego lento?
DN: Por supuesto, siempre he defendido que hay que detenerse para que las cosas salgan bien o para que “el plato” alcance la excelencia.
“Lo mejor está por llegar, sin duda”
TL: ¿Lo mejor está siempre por llegar?
DN: Por supuesto, no tengo la menor duda. De lo contrario, ¿qué incentivo tendríamos para seguir haciendo camino al andar?
TL: ¿A qué momento de tu pasado regresarías?
DN: A esa noche de julio de 1999, en una terraza de verano de Santa Cruz de Tenerife…
TL: ¿Cuál es tu mayor conquista?
DN: Mi mujer, en esa terraza que te menciono.
TL: ¿Recuerdas ese momento de absoluta felicidad?
DN: Sí, el instante del nacimiento de nuestro hijo y poderlo abrazar por primera vez.
TL: ¿Qué le preguntarías a tu yo dentro de 20 años?
DN: ¿Dónde dejé las llaves de casa? Jajajaja… ¡es que soy muy despistado!
TL: ¿Sin cuál de los cinco sentidos podrías vivir?
DN: Creo que optaría por el tacto, con mucha pena porque soy muy de abrazar.
“De poder hacerlo cenaría con Mozart, sin ninguna duda”
TL: Un personaje histórico con el que te sentarías a cenar.
DN: Wolfgang Amadeus Mozart, sin dudarlo.
TL: 10 segundos para un deseo. ¿Qué pides?
DN: Aparte de salud… que reine el sentido común en el mundo, que resulta ser el menos común de los sentidos.
TL: ¿Cómo es para ti un día perfecto?
DN: Un buen baño en el mar y una buena comida junto a la familia y amigos con una sobremesa sin prisas.
TL: ¿Cuál es ese tema del que te avergüenza saber tan poco?
DN: Hay tantas cosas de las que me gustaría saber, saber más, que la lista sería interminable…
TL: ¿Hay una canción o una película que resuma bien tu vida?
DN: Tendría que escribirla.
TL: Esa pregunta que no te he hecho y te habría gustado responder.
DN: ¿Qué se siente cuando acudes al estreno de alguna de las películas a las que has escrito la banda sonora?