Rowse: la belleza botánica que florece con propósito

En sus frascos de vidrio ámbar no hay artificio, solo la pureza de la naturaleza traducida en ciencia.

Rosa Gamazo. 17/10/2025
Foto: Rowse

Hay marcas que no solo venden cosméticos, sino que transmiten una forma de estar en el mundo. Rowse es una de ellas. Nació en 2018 de la mano de dos mujeres -la fotógrafa y directora creativa Nuria Val y la experta en marketing de belleza Gabriela Salord- durante un día gris en París.

De aquella conversación sobre plantas, salud y bienestar surgió la idea de crear una firma que reconciliara la naturaleza con la ciencia moderna. Una marca que celebrara la belleza real, la que no busca esconder sino revelar.

Beauty that lasts

Rowse se define como “beauty that lasts”, una belleza que perdura. No se trata de promesas inmediatas ni de fórmulas milagrosas, sino de cuidar la piel con ingredientes que la respeten y la fortalezcan con el tiempo. Su propuesta es clara: menos es más.

Fieles a una filosofía de pureza y transparencia, sus productos se elaboran con fórmulas minimalistas donde cada ingrediente tiene un propósito concreto y una procedencia conocida. Todo lo innecesario se queda fuera: nada de siliconas, fragancias sintéticas ni conservantes agresivos.

Lo que distingue a Rowse no es solo lo que contiene, sino también lo que evita. En una industria donde las etiquetas son a menudo imposibles de descifrar, la marca apuesta por la claridad. Cada producto especifica su composición y origen, y todos sus ingredientes son rastreables. Además, Rowse combina lo mejor de la biotecnología con el poder de las plantas. Ciencia y naturaleza conviven en equilibrio, como en un jardín cuidadosamente diseñado.

Made in Spain con conciencia

rowse
Foto: Rowse

La marca se fabrica en España, con procesos de bajo impacto ambiental como el prensado en frío, que preserva intacta la potencia de los aceites vegetales. El compromiso con el planeta va más allá del discurso. Sus envases son de vidrio reciclable y utilizan materiales sostenibles para reducir al máximo el uso del plástico. Rowse no busca producir más, sino producir mejor.

Pero lo que hace especial a Rowse no es solo su compromiso con la sostenibilidad, sino su manera de entender la belleza como un acto consciente. En un mercado saturado de mensajes sobre “perfección”, esta firma propone una mirada más pausada y honesta. La belleza está en cuidarse sin prisa, en conectar con lo natural y en celebrar la individualidad.

Su universo visual -cálido, sereno, con esa luz mediterránea tan reconocible- transmite esa misma calma. Cada imagen, cada textura, invita a detenerse, a respirar, a reconectar.

La honestidad de Rowse

Rowse no quiere ser una marca que dicta, sino una marca que acompaña. Por eso creó “Les Jardins de Rowse”, una comunidad de amantes de la botánica, la ciencia y la belleza que sirve de espacio para compartir, aprender e inspirarse. Allí se mezclan consejos de autocuidado, talleres sobre plantas, debates sobre sostenibilidad y una conversación global sobre cómo vivir en equilibrio.

En tiempos en que la cosmética parece avanzar hacia la sobreinformación y la complejidad, Rowse elige el camino contrario: la simplicidad. Sus productos -aceites faciales, sérums, limpiadores o bálsamos- están diseñados para combinarse entre sí y adaptarse a las necesidades cambiantes de cada piel. Es una cosmética honesta, intuitiva y elegante.

Más que una marca, Rowse es una invitación a volver al origen. A mirarse al espejo sin filtros y a encontrar belleza en lo natural. En un mundo que se mueve demasiado rápido, su propuesta resulta casi revolucionaria: detenerse, observar, cuidar. Quizás por eso ha conseguido conquistar tanto a las amantes del skincare más consciente como a quienes simplemente buscan productos efectivos sin renunciar a la ética.

Rowse no promete juventud eterna, sino bienestar. No busca transformar, sino acompañar. Y eso, en estos tiempos, es un lujo de verdad.

 

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