Hotel Brindos Lac & Château, el exquisito castillo francés del lago de las hadas
Este hotel de cinco estrellas tiene algo de cotidiano que hace sentir al huésped como en su propia casa. Todo en él fluye despacio, sin más sonido que el de la naturaleza y su gran lago. Un escenario de postal que invita al descanso y el deleite tanto dentro como fuera de la habitación.
Cuenta la leyenda que cada 14 de septiembre las hadas del lago de Brindos salen de su escondite y danzan sobre el agua y los nenúfares ofreciendo un espectáculo único. Sin embargo, no hace falta esperar a dicha fecha para vivir en primera persona la magia del lugar. Porque el Hotel Brindos Lac & Château -donde se encuentra el lago- es un escenario de cuento. Un castillo clásico convertido en hotel de 5 estrellas donde el tiempo parece detenerse para disfrute de sus moradores.
Una ubicación de lujo
El Hotel Brindos Lac & Château está en Anglet, una pequeña localidad del País Vasco francés. Situado a menos de 5 kilómetros respectivamente de las señoriales Bayona y Biarritz, el establecimiento respira por igual el arraigo de la cultura vasca y una elegante esencia francesa.
Construido en la década de 1930, se convirtió en hotel en el año 2000. En 2022 se sometió a su última reforma integral a la que siguió el reconocimiento del exclusivo club Relais & Château, del que también goza. Sus estancias son acogedoras, luminosas y tranquilas, y su objetivo es hacer sentir al huésped como en su propia casa.
Un homenaje al entorno y referencias históricas
Los techos altos, los suelos de madera, las vidrieras, las omnipresentes cortinas de lino y los ventanales aportan al hotel la calidez propia de los sitios con historia. Algo a lo que contribuye también el atento pero a la vez discretísimo staff, ataviado con colores corporativos pero libre de uniforme. Un detalle nimio que sin embargo sorprende en un hotel de 5 estrellas y suma enteros a su ambiente relajado.
En el Hotel Brindos cada estancia rinde homenaje al entorno y el pasado del edificio. Por ejemplo, el salón inglés y la sala de juntas, con un marcado carácter británico, son reflejo de los gustos de su primer propietario, un lord escocés amante de la zona.
El Grand Salon replica la planta y los corredores superiores de una pequeña iglesia vasca. Y las habitaciones y suites toman el nombre de flores, bailes, plantas o tradiciones vasco-francesas.
Algunas incluso mezclan las dos lenguas en nombres como ‘Maitasuna pour l´amour’ o Dantza pour la danse’.
Por su parte, las salas de masaje del coqueto spa y su espacio con jacuzzis independientes recuerdan a las hadas. Y los dos restaurantes (el de desayunos y el de comidas y cenas) invitan a estar gracias a su decoración de colores suaves y sus grandísimos ventanales al lago.
Porque este espacio magnético capta la atención desde cualquier rincón del complejo. Es protagonista indiscutible del entorno y sobre él gira todo lo demás.
El lago del Hotel Brindos
Y es que una de las particularidades del hotel Brindos es que sus 39 habitaciones tienen vistas al lago. Un privilegio que ni su constructor primigenio ni los propietarios posteriores quisieron quitar a ninguno de sus huéspedes.
Y sobre sus aguas, otra de las sorpresas del lugar: diez casitas flotantes (lodges) con la máxima privacidad y todas las comodidades, que ofrecen un nivel de relax a prueba de bombas.
Por su parte, las habitaciones de tierra firme, amplias y tranquilas, cuentan con balcón, salida al jardín o terraza en el caso de las 5 suites.
Todas ellas están decoradas con gusto pero sin estridencias. Con lonas que cubren las camas como alegoría a las playas del norte, muebles de madera, alfombras de lana y detalles decorativos sencillos que guardan una intención.
Muchos de ellos han sido restaurados o conservados del tiempo en que el castillo fue una casa particular. Y eso hace que cada una sea única, distinta y especial.
Sus baños, especialmente generosos, cuentan con amenities sostenibles y productos de la firma de alta cosmética francesa, Gemology. Un detalle más con el que el Hotel Brindos presume de intención e identidad de una forma silenciosa y elegante.
Alta gastronomía francesa
Lo mismo sucede con su gastronomía, que refleja a la perfección lo que Brindos quiere para sus clientes: cotidianidad, exquisitez y una estancia inolvidable. El gran surtido de productos y recetas del desayuno así como los postres y las conservas caseras que se pueden comprar demuestran por qué la francesa es una de las mejores cocinas del mundo.
Mención aparte merecen los platos de su carta o del menú que cambia cada semana. Todos elaborados con productos frescos de la zona y haciendo gala de un uso exquisito de las salsas (otro detalle muy francés).
O su menú gastronómico Zapore (“sabor” en euskera) de seis pases, un auténtico deleite para los sentidos a prueba de foodies exigentes y perfecto para huéspedes que quieran darse un homenaje a un precio razonable.
Más que una estancia exquisita
La estancia en el Hotel Brindos la redondean experiencias muy diversas. Como su taller de coctelería en Le Bar, la posibilidad de recorrer los alrededores en bicicleta eléctrica, su piscina de verano y su cercanía con joyas de la costa vasco-francesa como Biarritz, Bayona o el paseo marítimo de Anglet.
Tres destinos estupendos para quienes quieran -aunque no lo necesiten- salir de este magnífico hotel para empaparse, aún más, de la cultura del lugar.