Foto Unsplash @4lexmccarthy
Ahora sí que sí, tenemos el verano a la vuelta de la esquina. Si eres de las que está deseando estrenar el bañador, ¡enhorabuena! Y si por el contrario “te ha vuelto a pillar el buen tiempo” sin estar todo lo en forma que te gustaría, te animamos a que empieces a hacer ejercicio para solucionarlo. Para ello, hablamos con varios expertos que destierran mitos y nos dan unos tips válidos para que el gimnasio sea más apetecible. Porque no hace falta que sea 1 de enero para empezar a cuidarte. El día cero puede ser hoy.
“El mejor entrenamiento es el que se hace”, explica el biohacker y experto en temas de longevidad, Gonzalo Ruíz Utrilla. Porque “cualquier cosa es mejor que nada”. Solo con pasar de no hace nada a hacer algo ya habremos ganado en salud y longevidad. Y una vez hayamos conseguido empezar a movernos, “lo mejor es combinar ejercicios que aumenten nuestra fuerza y nuestro VO2max” (consumo máximo de oxígeno).
Por supuesto, y como en todo en la vida, es importante marcarnos pequeños retos diarios. Algo que nos resulte fácil de cumplir y que nos empuje a continuar. “No hace falta empezar haciendo una hora de ejercicio. Subir escaleras o caminar más son trucos para aumentar la actividad. Piensa que cuando sufres un poco y consigues superar la pereza, estás ganando”, comenta el experto.
En este sentido, sobre todo si hablamos de empezar a hacer ejercicio, debemos sentirnos cómodos para que el reto sea más liviano. Y para ello es importante que llevemos ropa adecuada que, por qué no, también nos favorezca. Porque “usar algo que nos haga sentir bien puede aumentar nuestra seguridad en nosotros mismos, hacernos sentir ganadores y motivarnos para continuar”, explica Anna Toscani, product manager de Yamamay.
Según su experiencia “una ropa adecuada puede ayudar en el rendimiento deportivo desde un punto práctico, ya que debe garantizar la libertad y fluidez en los movimientos. Lo ideal es usar prendas transpirables, con tratamiento antibacteriano para prevenir olores desagradables, a la moda y con una buen sujeción”.
Entonces, tenemos la motivación, tenemos la ropa… pero… ¿por qué nos resulta tan difícil empezar a hacer ejercicio? Según explica Ruiz Utrilla, es hasta “normal” ser vagos y y perezosos, porque es lo que nuestro cerebro de Homo Sapiens nos pide. “Hace millones de años, los que menos arriesgaban eran los que sobrevivían” y algo de aquel pensamiento permanece en nosotros.
“Ahora, gracias a nuestras capacidades para modificar el entorno, podemos vivir sin hacer ningún esfuerzo. Ninguno. No pasa nada si no trabajamos, si no hacemos deporte, si comemos mal o si no nos relacionamos con personas. Sobrevivimos igualmente, aunque con enfermedades que nunca antes habían existido. Como la diabetes tipo II, obesidad, hipertensión, depresión o ansiedad”, indica.
Por eso es importante vencer la pereza y abrazar el esfuerzo, porque nuestro sistema también se nutre y se fortalece con él. En este sentido, defiende el movimiento frente a la pereza e invita a hacer ejercicio o moverse a primera hora “para evitar excusas e imprevistos posteriores que nos impidan realizar nuestro objetivo”.
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