En tiempos de pandemia, también hay muchos que quieren sacar provecho. La mayoría de las empresas se vuelcan en hacer todo lo posible por seguir activas y minimizar el impacto del coronavirus en sus cuentas. Pero otros mueven ficha con rapidez para conseguir atractivas ganancias aprovechando el miedo y la alta demanda de algunos productos. En muchas ocasiones, utilizan la estela de marcas de reconocido prestigio para conseguir sus propósitos no muy lícitos.
Los grandes grupos del lujo mundial se han puesto en primera línea para ayudar en esta crisis desde el minuto uno. Desde estas páginas lo venimos contando. De forma solidaria han movilizado equipos logísticos o han modificado cadenas de producción para crear lo que más falta: geles desinfectantes, batas, mascarillas de protección… Y muchas de ellas han aportado cuantiosas sumas de dinero para ayudar a los más golpeados por el parón económico.
En el pasado algunas firmas de lujo han tenido máscaras en sus colecciones, pero siempre como complemento creativo y no con fines sanitarios. Un guiño con una demanda ínfima y que en numerosas ocasiones ni salía al mercado. Sólo se veía en pasarelas o en alfombras rojas (Billie Eilish no dudó en lucir alguna este mismo año). Por eso no es de extrañar que cuando la pandemia por coronavirus comenzó a extenderse con crudeza por China y luego por Europa, este tipo de productos desapareciera por decisión interna de estanterías o tiendas online. Hacer caja con cualquier tragedia es algo que no trae precisamente beneficios al prestigio de las marcas.
Sin embargo, en redes sociales abunda lo contrario. Ejemplos hay de sobra de mascarillas supuestamente de lujo para evitar el contagio. Algunas son copias de esos modelos pasados y la gran mayoría de procedencia poco lícita. Basta con darse una vuelta por Instagram o Facebook con las etiquetas adecuadas para encontrar decenas de puntos de venta con mascarillas que poseen logotipos y estética de marcas de lujo. Lo que más abunda es un modelo de Louis Vuitton cuya procedencia inicial es un enigma pero que corre libre por las redes.
Creatividad al servicio de negocios ilícitos financiados por incautos compradores que se dejan seducir más llevados por su vanidad que por su sanidad. El Círculo Fortuny estimaba en su último informe que las falsificaciones asociadas al mundo del lujo mueven unos 130.000 millones de euros. Cantidades más cercanas al narcotráfico de lo que uno se piensa.
*Foto principal: Gtres.
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