Los tres autoengaños que sabotean tu salud mental
Son errores de pensamiento universales pero muy tóxicos. Te enseñamos a identificarlos.
Casi nunca son los hechos en sí mismos los que nos hacen sufrir, sino lo que nos decimos sobre ellos. Es decir, todo lo que sucede a nuestro alrededor es hasta cierto punto subjetivo, ya que depende de la interpretación que hagamos sobre esa supuesta realidad. Esta afirmación, tan aparentemente simple, resume el corazón de la psicología cognitiva.
A mediados del siglo XX, el psicólogo neoyorquino Albert Ellis revolucionó la forma de entender los problemas emocionales al poner sobre la mesa la existencia y el papel de los pensamientos automáticos. Descubre cuáles son las tres ideas irracionales más frecuentes y cómo te condicionan. O, dicho de otro modo, los autoengaños que sabotean tu salud mental.
Son ideas universales, no eres raro por tenerlas
Ellis desarrolló un enfoque llamado Terapia Racional Emotiva Conductual (Rational Emotive Behavior Therapy, o REBT en inglés), donde defendía que muchas emociones negativas no proceden de los eventos, sino de las lecturas erróneas que hacemos de ellos. En sus investigaciones, identificó tres errores de pensamiento especialmente comunes y dañinos, que él denominó creencias irracionales básicas.
Una de las grandes revelaciones que aporta la terapia cognitiva es que no somos los únicos en experimentar estos tres tipos de pensamientos distorsionados.
De hecho, Albert Ellis señaló que estas creencias no son una excepción, sino la norma: forman parte de un patrón universal del pensamiento humano. Y esto quiere decir que todos, en mayor o menor grado, los tenemos interiorizados, ya que empiezan a gestarse en la infancia.
Los autoengaños que afectan a la salud mental se consolidan en la adolescencia
Y lo hacen tan pronto vamos entrando en nuestra etapa verbal, hecho que nos permite “mentalizar” los pensamientos, dándoles significado y voz. El resultado de estas creencias, que llegaremos a automatizar como normales y propias, vendrá influido por nuestra propia familia. También por la cultura y los mensajes derivados de la presión social.
A partir de la adolescencia será cuando se consoliden estos pensamientos, coincidiendo con la necesidad de pertenencia a un grupo, y cuando la persona empieza a construirse una identidad más definida.
Según explicó Ellis en su libro Rational and Irrational Beliefs, muchos de los pensamientos falaces se consolidan como parte del sistema de creencias centrales del individuo, funcionando en automático durante toda la vida adulta. Pero la buena noticia es que estos autoengaños que afectan a la salud mental pueden cuestionarse, desactivarse y sustituirse por otras ideas más racionales y saludables.
Los tres núcleos de creencias irracionales más importantes
Ellis describió al menos 11 ideas irracionales comunes que, según él, están en la base de casi todo nuestro malestar psicológico. Algunas de ellas incluyen pensamientos como: “Debo ser competente, perfecto y exitoso en todo lo que hago”, “Es terrible que las cosas no salgan como yo quiero”, “Necesito ser amado por todo el mundo”, o “Debo tener éxito en todo lo que hago”. Como creencias, aparecen de forma automática en la vida diaria, y suelen parecer tan lógicas, que ni las cuestionamos.
Tres autoengaños de base que afectan a la salud mental:
- “Debo hacerlo todo bien y, además, conseguir que los demás me valoren por ello”. La primera idea es un planteamiento irracional sobre uno mismo, basado en la sensación de competencia propia en relación con la evaluación de los demás. Cuando esta creencia gobierna nuestros pensamientos, cualquier error o desaprobación se vive como una amenaza directa a nuestro valor personal.
- “Las personas a mi alrededor deben comportarse siempre de forma justa”. En segundo lugar se encuentra una creencia injustificada sobre los demás. Parte de la existencia de una especie de justicia divina o mágica, ante que los demás deben responder. Si no lo hacen, no sólo me frustro, sino que me indigno y pienso que no lo merezco, o que esas personas son malas o inaceptables.
- “El mundo debería ser fácil, cómodo y sin obstáculos”. Alineada con la anterior, la tercera es una creencia irracional sobre la vida. Consiste en asumir que las cosas deberían organizarse de modo que yo pueda alcanzar mis objetivos. Esta idea está muy extendida y es una fuente constante de queja, ansiedad y sensación de injusticia.
La importancia de cuestionar lo que pensamos
Estos tres autoengaños no son simplemente malos hábitos de pensamiento. Son creencias profundas que estructuran nuestra manera de vernos, de relacionarnos y de interpretar el mundo. Pero también son creencias aprendidas, no innatas y, por tanto, pueden revisarse. Detectarlas dentro de nuestros patrones mentales (cuando nos exigimos demasiado, cuando nos angustiamos por la opinión de alguien o cuando creemos que no somos capaces de algo) será muy importante para evitar las obsesiones y la inseguridad.
El primer paso para conseguirlo es observar el lenguaje que usamos con nosotros mismos, detectando frases que incluyan “no puedo”, “debería”, “tengo que“, “hay que“… O aquellos que van contra nuestra autoestima cuando sentimos rechazo tipo “todos me odian“.
El segundo, será cuestionarlas con objetividad, preguntándonos: “¿Es esto siempre cierto?”, “¿Quién dice que debe ser así?”, o “¿Qué pasaría si no fuera tan grave?”. A través de este proceso, que podemos hacer nosotros mismos o con la ayuda de un profesional, será posible sustituir estas ideas por otras más realistas. Y sobre todo, más amables con nosotros mismos en términos de salud mental.