Bienvenidos al equinoccio de septiembre, el instante de equilibrio cuando el Sol cruza el ecuador

Menos espectáculo y más calma que el solsticio: así es el equinoccio de otoño.

Patricia Peyró. 23/09/2025
(Foto: Freepik)

Además de la hojarasca, de los tonos dorados y de las fotos panorámicas tan románticas, la llegada del otoño representa mucho más. Recién estrenado en estos días, el equinoccio de septiembre marca el inicio del otoño en el hemisferio norte y de la primavera en el hemisferio sur. Y aunque sea menos popular que el solsticio de verano no deja de ser un momento mágico, astronómicamente hablando. Os descubrimos los misterios de este fenómeno y lo que podéis hacer para experimentarlo mejor.

Conocido indistintamente como equinoccio de otoño o equinoccio de septiembre, su nombre ya nos da pistas de lo que está por suceder.  Etimológicamente, la palabra equinoccio viene del latín aequinoctium, y significa “el momento de la noche igual (al día)”. Simplificando: ambos hemisferios reciben luz similar y comienza la nueva estación.

puesta de sol
Día y noche serán casi iguales: sólo la atmósfera y la medida real marcarán una pequeña diferencia (Foto: Cortesía)

El significado astronómico del equinoccio

Dos veces al año, en marzo y en septiembre, la Tierra vive un instante clave: el equinoccio. Sucede cuando el centro del Sol cruza el plano del ecuador terrestre y ambos hemisferios reciben luz de forma equilibrada. Ese momento marca el inicio de la primavera o el otoño, según el hemisferio y explica por qué, alrededor de esas fechas, el Sol sale casi por el este y se pone casi por el oeste.

Y es que, aunque a todos nos han enseñado que el Sol sale por el este y se pone por el oeste, eso sólo es cierto (casi) en el equinoccio. El resto del año, el punto de salida y de puesta de Sol se desplaza hacia el noreste/noroeste en verano y hacia el sureste/suroeste en invierno.

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Durante el equinoccio, el Sol cruza el ecuador y reparte la luz casi por igual en ambos hemisferios (Foto: Unsplash @navi_photography)

Mito y realidad del Sol

En 2025 los equinoccios son, respectivamente, el 20 de marzo (09:01 UTC) y el 22 de septiembre (19:19 UTC). Una vez tienen lugar, la trayectoria solar continúa su camino “hacia el norte” hasta el solsticio de junio y “hacia el sur” hasta el de diciembre, en un vaivén que estructura las estaciones y los ritmos de luz a lo largo del año.

En gran medida sí, pero no al milímetro. La realidad es que medimos el amanecer y el atardecer cuando asoma o desaparece, respectivamente, el borde superior del Sol, no su centro. Y según esa definición de amanecer y atardecer, la atmósfera curva la luz por refracción. Además, la latitud y la orografía local también influyen.

equinoccio de septiembre otoño (Foto: Freepik)
El día con 12 horas exactas de luz y 12 de oscuridad puede caer unos días antes o después del equinoccio astronómico (Foto: Freepik)

¿Se ajusta el nombre al fenómeno real?

Por ello, y aunque su nombre equinoccio sugiere “día y noche iguales”, la igualdad perfecta no sucede exactamente el mismo día. La refracción atmosférica y el hecho de que el Sol sea una esfera y no un punto, añaden minutos extra de claridad.

Por todo ello, el día con 12 horas exactas de luz y 12 de oscuridad puede caer unos días antes o después del equinoccio astronómico, momento que algunos llaman “equilux”.

Aun así, el nombre “equinoccio” funciona muy bien como etiqueta intuitiva. Señala el punto de equilibrio de la trayectoria solar y el cambio de estación, aunque la igualdad perfecta de día y noche no coincida exactamente en el reloj.

Joyas verano
El día del equinoccio es posible observar algunos fenómenos curiosos, como la ausencia de sombra (Foto: Unsplash)

Por qué el “misterio” del equinoccio es más sutil que el del solsticio

Observar y predecir tanto los solsticios como los equinoccios ha sido uno de los primeros logros del hombre en términos astronómicos. En ambos casos, constituyen las señales de días más largos y temperaturas más suaves, o todo lo contrario.

Sin embargo, como fenómeno, los equinoccios son menos llamativos que los solsticios.  Tal vez por ello no tienen tanta repercusión en nuestra cultura a nivel de celebración.  No sucede así en Japón y en otros países asiáticos como China y Corea, donde sí se celebran más.

En este sentido, el equinoccio no es un espectáculo de luz extremo, sino un instante de equilibrio que sucede cuando el Sol cruza el ecuador. Aun así, tiene sus propias peculiaridades. Durante unos días ambos polos mantienen la luz y si estás en el ecuador, al mediodía el Sol pasa tan alto que los objetos apenas proyectan sombra.

Esto último sucede porque se da el “punto subsolar” y el Sol está justo encima (en el cenit). Allí los rayos llegan perpendiculares al suelo y, a mediodía solar, la sombra de un palo casi desaparece.

equinoccio de septiembre otoño (Foto: Freepik)
El lunes 22 de septiembre a las 20:19 (hora peninsular) vivimos en España el equinoccio de otoño y el cambio astronómico de estación (Foto: Freepik)

Cómo notar el equinoccio donde vives

  • Observa el amanecer y atardecer alineados con el eje este-oeste: El día del equinoccio el Sol sale casi por el este y se pone casi por el oeste. Busca una calle recta o un paseo marítimo y haz dos fotos desde el mismo punto: una al amanecer y otra al atardecer. Verás cómo la luz se alinea con tu horizonte.
  • Haz el experimento de la sombra: Clava un lápiz o una varilla vertical en el suelo y marca la punta de su sombra a mediodía solar. Ese día la sombra es más corta que en fechas cercanas y apunta claramente hacia el norte (en el hemisferio norte). Es un modo sencillo de “ver” el cambio de estación.

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