Jaime de los Santos: “Caravaggio y Pasolini fueron perseguidos por no dejar de ser ellos mismos”

Amalia Enríquez. 31/12/2025
(Foto: Jon Cazenave)

Le conozco desde hace muchos años, cuando Jaime de los Santos estaba en mi lado de la historia. Era responsable de prensa en una reconocida agencia de Comunicación y Publicidad, que me proponía temas para mis reportajes. Ahora soy yo la que le pido entrevistas a él, porque su devenir profesional le ha posicionado en diferentes puestos de responsabilidad que, en la actualidad, se centra en la vicesecretaría de Educación e Igualdad del PP.

Licenciado en Historia del Arte y amante destacado de la cultura, el político acaba de publicar su segundo libro, El evangelio según Caravaggio, el genio de la pintura con el que le gustaría sentarse a cenar sin límite de tiempo…

The Luxonomist: ¿Era inevitable que un licenciado en Historia del Arte acabase escribiendo un libro como este?

Jaime de los Santos: Para mí, al menos, lo ha sido: inevitable. Caravaggio me “persigue” desde hace años y el amor por la cultura es una constante en mi vida. Y como escribir es una de las cosas que más feliz me hace, pues… ahí tienes “El evangelio según Caravaggio”: lo que sabemos qué le pasó en aquella Roma de exaltación permanente a uno de los mejores artistas de la historia y lo que yo creo que debió pasar.

Libro Jaime de los Santos (Foto: )
(Foto: Contraluz)

TL: ¿Cuánto de realidad y de ficción se va a encontrar el lector en la novela?

Jaime de los Santos: Todo lo que se sabe sobre el pintor está; su forma de trabajar, sus problemas con la justicia y sus relaciones con mujeres prostituidas; su cercanía con los Sforza Colonna y con el cardenal del Monte; sus estancias en Nápoles, en Malta y en Sicilia… Todo eso esta.

Y la historia de los papas que mandaban en los Estados Vaticanos y sobre los espíritus de toda la cristiandad y que marcaban el gusto en las artes. Y las de otros artistas con los que se cruzó Caravaggio como Orazio Gentileschi, Guido Reni o Zuccaro. Todas esas certezas, toda esa luz, la he ido restañando con pequeñas licencias que ayudan a entender mejor sus pinturas y su tiempo.

“Durante siglos se ha intentado hacer creer que, desde Eva, todo pecado tiene nombre de mujer”

TL: En El evangelio según Caravaggio te aproximas al pintor a través de los ojos de un cineasta, Pier Paolo Passolini, con quien arrancas el relato ¿De dónde nace esa conexión? 

Jaime de los Santos: En primer lugar, de una conversación con mi mentora, Beatriz Blasco Esquivias, catedrática de arte barroco de la universidad complutense de Madrid. Y de mi fascinación por todo aquello que cuenta la verdad. La verdad sin ambages, sin recovecos ni recursos que pretendan hacerla más digerible. La verdad en toda su heladora magnitud.

Y como Beatriz nos dijo durante una de aquellas clases maravillosa de Teoría del Arte de la edad moderna, “hasta Pasolini nadie había reflejado la verdad con tanta firmeza desde Caravaggio.

TL: Cada uno, en su faceta artística, mostraban la realidad sin ningún tipo de filtro ¿Fueron perseguidos, en cierta medida, por ello?

Jaime de los Santos: Fueron perseguidos por no dejar de ser ellos mismos. Nunca. Por ser verdad absoluta y defender el derecho de todos a conocerla. Ni el uno ni el otro se conformaban con esas miradas almibaradas que la mayoría de los creadores de sus respectivos tiempos ofrecían. Se negaban a seguir las modas porque sí y querían cambiar el mundo.

Y tanta “revolución” no era posible, no fue aceptada ni por los poderosos ni por los mediocres -ni, mucho menos, por los mediocres poderosos-. Y fueron perseguidos, sí. Lo mismo que Jesús. Por eso el título de la novela, por la película de Pasolini -El evangelio según san Mateo- y por la “pasión” que ambos sufrieron.

TL: ¿En algún momento consiguieron ser libres de verdad, o por lo menos se sintieron como tales?

Jaime de los Santos: Libres lo fueron casi siempre; o al menos todo lo libre que se puede llegar a ser… Lo que desde luego nunca dejaron de hacer fue luchar, precisamente, por esa libertad.

“A mi escribir me da paz. Mucha, mucha paz. Es una oportunidad para conocerte mejor”

TL: ¿Cómo era la Roma de Caravaggio?

Jaime de los Santos: Fascinante, violenta, bella. El corazón de la cristiandad y el de la cultura clásica. La meta para cualquier artista y para miles de peregrinos que solo querían asegurarse la entrada al cielo. Una ciudad embridada por las murallas del antiguo imperio y con un río cuyas crecidas devastaban los barrios más pobres. La capital de los altares barrocos, de las fuentes y las escaleras, de las conjuras y el olor a incienso y a velas.

TL: ¿Cuántas mentiras o bulos, ahora que se usa tanto ese término, hubo en la vida del pintor?

Jaime de los Santos: Muchos. Pero muchos más en la revisión que se hizo de su figura a partir de la década de los cincuenta del siglo XX. Si en vida se le trató de hacer pasar por un artista sin verdadera pulsión creativa -un mero imitador de la realidad-, muchos críticos no han querido ver más que al genio violento y pendenciero que, como mucho, no era ni más violento ni más pendenciero que cualquiera de sus contemporáneos. Y luego está el tema de la sexualidad.

No hay ni un solo documento que hable de su presunta homosexualidad, al contrario: de lo que sí que se habla es de su relación con diferentes mujeres prostituidas. Pero mirando sus cuadros hubo quienes creyeron que por el hecho de pintar jóvenes “lánguidos” y de mirada sensual, era porque él era gay. ¿Puede haber algo más simplista? Y, además, ¿y el resto de su obra? ¿Tiene algo que se pueda asimilar desde esa perspectiva? Sus santos y santas; sus martirios; “las siete obras de misericordia”. En fin… ganas de inventar. Lo que no sé es con qué objeto.

TL: ¿Por qué hubo un interés constante en hacerle “salir del armario”?

Jaime de los Santos: Supongo que por hacerle más interesante para la mayoría de los ojos y más “terrible”. Las biografías “planas” parece que no han interesado demasiado nunca y eso que lo que realmente importa en un artista es su obra -por más que esta esté siempre atravesada por sus experiencias vitales-. En el caso de Caravaggio, además, resultaba más “comercial” enfatizar todo aquello que pudiera justificar esa manera directa y dura que tenía de retratar el mundo. Y hasta hace no tanto… pertenecer al colectivo LGTBI era sinónimo de oscuridad…

“El amor por la cultura es una constante en mi vida. Escribir es una de las cosas que más feliz me hace”

TL: Siempre se le ha definido como el maestro del claroscuro ¿Fue un visionario?

Jaime de los Santos: Fue un genio. Un genio absoluto. Que puso la verdad por delante de todo y que no se dejó impresionar por quienes pretendían volver al arte de las apariencias, de las cosas fatuas. Respecto del claroscuro, lo que no dejó de hacer nunca Caravaggio fue dar luz a lo verdaderamente importante, sumiendo en sombras lo que no lo era. Nada más. Ni nada menos.

TL: Era el gran pintor de la vida y, en ella, tenía especial relación con las prostitutas. Las retrataba en sus cuadros, las convertía en sus musas ¿Crees que la Iglesia sabía cuál era el oficio de esas mujeres, protagonistas indiscutibles de su obra?

Jaime de los Santos: Entre los poderosos de aquella Italia, entre los grandes protagonistas de la Iglesia de entonces no solo había conocimiento de que esas mujeres se dedicaban a una esclavitud que aún perdura, sino que muchas de ellas formaban parte de sus séquitos. Así lo describe a mediados del siglo XVII Ferrante Palavicino. O Rafael cuando retrata a La Fornarina, una de “las favoritas” de la corte vaticana.

Pero esa realidad que conocemos por cientos de documentos de todo tipo no quitaba que, de puertas hacia afuera, todos esos hombres demonizaran a aquellas que vivían de sus cuerpos hasta el punto de recluirlas en una zona concreta de la ciudad, el ortaccio de Ripeta, u oblígalas a vestir de amarillo para ser inconfundibles. La misma doble moral de siempre. La misma injusticia.

TL: Las mujeres son las grandes olvidadas de la historia, aun siendo las que tienen un protagonismo indudable, no solo en la vida del pintor, sino también en la de Pasolini ¿Por qué esa ocultación?

Jaime de los Santos: Por lo mismo por lo que durante siglos se ha intentado hacer creer que desde Eva todo pecado tiene nombre de mujer. Una mirada masculina y profundamente injusta que ha pretendido borrar a esa mitad del mundo sin el que, en definitiva, no habría eso: mundo. Piensa que hasta hace muy poco no se reconocía la autoría, por ejemplo, de grandes retratos a Sofonisba Anguisola. O que Artemisia Gentileschi solo era analizada como “la hija de”.

Es una constante en la historia de la que, por suerte, ya hemos salido y que nos ha puesto frente a grandes artistas como Clara Peters, Lavinia Fontana o Plautilla Bricci. Y luego están todas esas mujeres anónimas que constituyen la base vital para que maridos, hijos, hermanos o padres pudieran ser y creerse útiles, a las que también hay que reivindicar y darles las gracias.

“No hay ni un documento que hable de la homosexualidad de Caravaggio y sí de su relación con prostitutas”

TL: ¿Qué hay del Jaime escritor de Si te digo que lo hice en este ¿homenaje a Caravaggio?

Jaime de los Santos: Es el mismo Jaime, pero con necesidades distintas. Si con mi primera novela quería hablar de la dureza de la posguerra española, aquí lo que he querido es arrojar luz a uno de los pintores más grandes de la historia. En “Sí te digo que lo hice” buscaba homenajear a todos los perdedores de una guerra que sufrieron además casi cuarenta años de oscuridad por culpa de la dictadura, ahora necesitaba bucear en uno de los períodos más brillantes de la historia del arte de la mano de un genio absoluto.

Si en la primera me convertí en una mujer nacida en 1936, aquí soy un narrador que se mete en los pechos de los protagonistas para intentar comprenderlos mejor. Lo que desde luego comparten una y otra novela es el convencimiento, como dijo Dostoyevski, de que solo la belleza salvará el mundo.

TL: ¿El historiador del arte acabará succionando, en algún momento, al político?

Jaime de los Santos: Todo es compatible. Y un buen político, entre muchas otras cosas, de lo que debe saber es de historia. Una pena que en el gobierno de España no haya unas cuantas lecturas más.

TL: ¿Qué encuentras en la literatura que no localizas en otra faceta de la vida?

Jaime de los Santos: A mi escribir me da paz. Mucha, mucha paz. Y toda la investigación previa, un mundo que es infinito porque cada libro que leo, cada archivo que visito y cada obra a la que me enfrento me abre nuevas vías de conocimiento; y eso es un regalo. Además, en este mundo de prisas para casi todo… pararse a pensar y escribir, viajar en busca de belleza, es una oportunidad para conocerte mejor.

“De mi primer libro a este está el mismo Jaime, pero con necesidades distintas”

TL: ¿Recuerdas el sentimiento al poner FIN en este libro?

Jaime de los Santos: ¡Claro! De alivio y de pena. Alivio porque cuando te embarcas en un proyecto de estas características siempre tienes miedo de no ser capaz de acabarlo; y eso genera ansiedad. Pena porque… llega un momento en el que el mundo de tu novela se convierte en el tuyo, y abandonarlo… es una ruptura que cuesta más de lo que nadie puede imaginarse.

TL: Pongamos un poco de relax en la conversación con unas preguntas rápidas ¿Se puede ser imparcial cuando los sentimientos entran en juego?

Jaime de los Santos: No. Nunca. Ni querría que así fuera. La vida son emociones, y las emociones… no buscan la ecuanimidad.

Jaime de los Santos (Foto: Jon Cazenave)
(Foto: Jon Cazenave)

TL: ¿La forma más elegante de decir adiós?

Jaime de los Santos: Gracias.

TL: ¿En qué situación has dicho “chapeau”, me quito el sombrero?

Jaime de los Santos: Tantas veces… Pero sin duda cuando compruebo lo que hicieron y hacen mis padres por sus cinco hijos.

TL: ¿Qué te gusta hacer a tu manera?

Jaime de los Santos: Casi todo… ¿A ti no?

TL: ¿Qué ha sido lo que realmente ha marcado tu vida? 

Jaime de los Santos: El teatro. Y nacer en una familia llena de mujeres y de libros.

TL: ¿A quién meterías en una máquina del tiempo?

Jaime de los Santos: A Caravaggio, claro. Para pasar horas y horas hablando con él.

“Mi vida la ha marcado el teatro y nacer en una familia llena de mujeres y de libros”

TL: ¿Has hecho alguna locura para conocer a uno de tus iconos?

Jaime de los Santos: No. Nunca. Las locuras las reservo para otros momentos…

TL: ¿A qué eres inmune?

Jaime de los Santos: A muy pocas cosas. Y quiero que siga siendo así. La inmunidad puede ser sinónimo de insensibilidad y… ese es un precio demasiado alto que no estoy dispuesto a pagar.

TL: ¿El insulto hace callo?

Jaime de los Santos: Mucho. Sobre todo, porque quien insulta no merece ninguna consideración. Lo que duele es la crítica inteligente. Eso sí.

TL: ¿Marca España es….?

Jaime de los Santos: Su cultura: Lorca, Velázquez, Goya, Cervantes, Falla, Picasso, Balenciaga, Galdós, Isabel Coixet, Luz Casal…

TL: ¿La suerte es más definitoria que el talento?

Jaime de los Santos: El talento lo es todo porque es una vivencia personal, interna, y eso es lo más grande. La suerte puede moldear una parte de tu vida. Pero, por si sola, no hace grandes cosas.

“Pierdo la templanza con la injusticia, la mentira y con el abuso a las mujeres”

TL: ¿A qué te suena la vida?

Jaime de los Santos: A todo lo bueno y a todo lo malo. A eso que he podido experimentar y por lo que no dejo de dar gracias. Y a Bach -como a Pasolini-.

TL: ¿El dolor más intenso?

Jaime de los Santos: ¿Que yo he sentido? La enfermedad de mi sobrino Alejandro.

TL: ¿Qué te hace perder la templanza?

Jaime de los Santos: La injusticia. Que me mientan. Que abusen de las mujeres.

TL: ¿Con quién compartirías la cena de tus sueños?

Jaime de los Santos: Ya lo hago. Con mi familia, con mis amigas, con toda la gente que quiero y me quiere.

TL: ¿Esa crítica que, por ser verdad, más te ha dolido?

Jaime de los Santos: Cuando no estoy a la altura como hijo; que a veces pasa…

TL: ¿Una pregunta que no te he hecho y te habría gustado responder?

Jaime de los Santos: Que si soy feliz. Y la respuesta es que sí. Mucho.

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