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Tarde o temprano llega un punto de nuestra vida en el que todos nos enfrentamos a la pregunta: ¿Me compro un piso o me voy de alquiler? Es lo que tiene la independencia. Sin embargo, cada vez son más las personas que optan por irse de alquiler en lugar de comprarse una casa. El motivo es que según recoge el INE, los gastos hipotecarios derivados de la compra de una casa se han incrementado en los últimos 7 años. Para hacer frente esta demanda, cada vez son más los propietarios que se animan a poner en alquiler segundas viviendas. Si tu estás entre ellos, Finaer ha elaborado una lista de recomendaciones que debes tener en cuenta para alquilar tu vivienda con seguridad.
Lo primero antes de anunciar el alquiler es asegurarte de que la vivienda posea la cédula de habitabilidad, es decir, que reúna todos los requisito necesarios para alquilarla. Cuando hayas comprobado que su estado es óptimo, realiza un inventario de bienes. Refleja en un documento todo aquello que está en la vivienda y que va a poder disfrutar el inquilino, como electrodomésticos o muebles. De esta manera, cuando finalice el contrato y se vacíe la vivienda, podrás reclamar los daños que ésta haya podido sufrir.
También es importante fijar una serie de normas o prohibiciones. Por ejemplo, hay propietarios que no quieren que en su casa vivan animales. Pues bien, esto deberá estar reflejado como exigencia en un apartado del contrato. Del mismo modo, se deberán fijar cláusulas para prohibir el subarrendamiento de la vivienda.
Para asegurarte que de todos los meses vas a recibir el dinero del alquiler puedes exigir al inquilino un aval durante todo el periodo que dure el contrato. Aunque también existen otras opciones para el propietario. Además, como forma de garantizar el pago, por el ley el inquilino debe depositar una fianza de mínimo un mes para contratos de larga duración, o dos meses.
En cuanto al pago de suministros, propietario e inquilino deberán ponerse de acuerdo sobre quién va a ser el titular de los mismos. Si el propietario decide ser él el titular, deberá hacerse cargo del pago de forma directa, para después repercutir ese gasto sobre el inquilino. Otra opción es mantener su titularidad, pero facilitar el número de cuenta del arrendado. De este modo, en caso de impago no tendría que hacerse cargo de la deuda. En el caso de los impuestos, como el de Bienes Inmuebles o basura, el propietario e inquilino también deberán ponerse de acuerdo sobre quién recae esa responsabilidad. Sea cual sea la decisión, ésta deberá quedar reflejada en el contrato para evitar malentendidos.
Y, por último, y quizás de lo más importante para alquilar con seguridad, es mantener contacto con el inquilino. De esta manera, cualquier problema que surja será solucionado de forma rápida y eficaz. Una buena opción podría ser el correo electrónico, ya que queda todo registrado y facilita el envío de documentos.
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