JOYAS Y RELOJES

El universo artesano de F.P. Journe por dentro

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Se estima que existen aproximadamente 700 empresas relojeras en toda Suiza. La gran mayoría se encuentran en regiones como Ginebra y el Jura. Por eso, ir al país y adentrarse en el fascinante mundo de la relojería es una experiencia más que recomendable. Concretamente Ginebra es el núcleo histórico y simbólico de la alta relojería suiza. Allí destaca la manufactura de François-Paul Journe, que siempre apostó por tener su taller en el mismo centro de la ciudad.

El maravilloso universo suizo de F.P. Journe

El relojero de origen marsellés posee un centro de producción a pocos minutos del centro de Ginebra, en Meyrin, junto al aeropuerto.

Allí están Les Cadraniers de Genève y Les Boîtes de Genève, las dos sociedades de la casa especializadas en la fabricación de esferas, así como las cajas y brazaletes respectivamente. Instalaciones que, por su nivel artesano, elaboran trabajos para F.P. Journe, pero también para otros clientes selectos.

La sede de F.P. Journe en Ginebra (Foto: The Luxonomist)

Tecnología y tradición se unen en la sede de F.P. Journe

Pero es en el centro de la ciudad, en el barrio de Coulouvrenière Rois, donde François-Paul Journe y su equipo desarrollan su universo creativo. Lo hacen en un histórico edificio que en su día albergó una fábrica de lámparas de gas.

La artesanía que permitió en el pasado iluminar las calles de la ciudad, inspira unos espacios aprovechados al máximo para albergar un compendio de alta tecnología y tradición relojera.

Es ahí donde está la sede de la empresa, las principales instalaciones de fabricación, un amplio espacio de exposición y una extraordinaria biblioteca histórica.

Porque F.P. Journe es mucho más que un relojero. Se nota en su pequeño taller personal, donde crea, experimenta, termina algunos encargos o simplemente pone en práctica sus conocimientos. Un espacio austero, práctico e idéntico al que tiene cualquier otro artesano de la casa.

Una de las artesanas que trabajan en las creaciones de F.P. Journe (Fotos: The Luxonomist)

François-Paul está al tanto de todo el proceso creativo

Desde hace más de cuatro décadas, su lema Invenit et Fecit (“Lo inventé y lo hice”) resume su filosofía: concebir, diseñar y fabricar cada reloj íntegramente bajo su supervisión. Siempre fiel a los más altos estándares técnicos y estéticos.

Para muchos, François-Paul es un visionario que ha sabido combinar arte, ciencia y tradición para crear piezas únicas en el complejo universo de la alta relojería.

Lo que distingue a F.P. Journe en la escena global es su compromiso radical con la autenticidad. La manufactura produce íntegramente en Ginebra menos de 900 relojes al año, todos concebidos desde cero. Desde el diseño del calibre hasta la elaboración de las cajas y las esferas, pasando por el ensamblaje, la regulación y las pruebas.

El detalle de uno de los componentes fabricado en los talleres de Ginebra para uno de sus relojes más emblemáticos (Foto: The Luxonomist / F.P. Journe)

Cada reloj que sale de la casa es elaborado por un solo maestro relojero, que lo construye y ajusta desde el principio hasta el final. Verles trabajar con minuciosidad y rigor en cada uno de los detalles, da una muestra del valor de sus creaciones.

Pura artesanía con un nivel de perfección difícil de igualar

Este enfoque artesanal permite una relación íntima entre el creador y su obra, en contraposición al modelo industrial que domina el sector. François-Paul Journe, como fundador, diseñador y presidente de la compañía, ejerce un control absoluto sobre cada etapa del proceso.

François-Paul Journe y una de sus creaciones (Foto: François-Paul Journe)

Las creaciones de Journe son conocidas por su sofisticación mecánica y su precisión cronométrica. Modelos como el Chronomètre à Résonance, el Chronomètre Optimum, el Grande Sonnerie o el Octa con 5 días de reserva de marcha, combinan innovación, funcionalidad y belleza.

Sus logros han sido reconocidos con múltiples premios internacionales, incluyendo siete galardones en el Grand Prix d’Horlogerie de Genève, entre ellos tres Aiguilles d’Or.

François-Paul Journe ha creado mucho más que relojes a lo largo de su vida. Ha construido un universo donde la precisión mecánica se encuentra con la imaginación artística. Incluido un restaurante a pocos minutos de la sede, donde el tiempo parece detenerse entre plato y plato.

Una marca que ha logrado fusionar la edad de oro de la relojería con los retos del siglo XXI. Y todo sin comprometer su esencia: la búsqueda obsesiva de la perfección.

Juan Cabal

Periodista especializado en Economía y editor en The Luxonomist. Editor de informativos audiovisuales y redactor de Economía en prensa, radio y televisión.

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