(Foto: Jonas Bjerre-Poulsen & Restaurante Iris)
La mejor tradición es la que se mueve en paralelo al tiempo transcurrido, adaptándose a las nuevas ideas, generaciones, o experiencias de personas llegadas de todo el mundo. Es así como crece la sensación de pertenencia a un sitio y a un tiempo, a un lugar y a una comunidad. Y la buena arquitectura se nutre de ello.
En el fiordo de Hardanger, frente a la comunidad de Rosendal, Noruega, construyeron en 2022 un escenario sin par. Una estructura arquitectónica que no pasa desapercibida por su moderno diseño, por su ubicación, y por su contenido. Se llama Salmon Eye y se trata de un centro flotante en el que se ubica un conocido restaurante.
Los arquitectos del espacio se llaman Kvorning Design, y su idea fue crear un centro flotante para el aprendizaje de la acuicultura. Le dieron a la construcción forma de ojo de salmón, y con ello pretendieron concienciar sobre la pesca sostenible, al tiempo que ejecutaban un edificio singular como pocos. En suma, fusionaron modernidad, con tradición y funcionalidad… ¿Quién da más?
El centro posee 650 metros cuadrados de superficie, tiene forma de elipsoide y está recubierto de unas 9.250 escamas de metal, concretamente de acero inoxidable. Estas escamas no solo simulan la piel de los pescados, también reflectan la luz del exterior, de forma que identifica el ojo respecto a su entorno circundante directo.
Del diseño interior se encargó Norm Architects. Estos pretendieron generar un ambiente confortable, lejos del futurismo exterior, con muebles a medida, iluminación confidente y materiales de tonos neutros, que inciten a disfrutar del exterior y de la compañía. Todo se pliega a las curvas del edificio, que se invierten al interior, gestando momentos únicos aún sin querer.
Pero si la arquitectura no te llama lo suficiente, debes saber que el restaurante en los fiordos noruegos posee una estrella Michelin, sin duda, un buen aliciente para visitarlo.
Así, el contraste está servido. En el exterior, un inmueble flotante, futurista y reflector que no deja pasivo a nadie. Y en el interior, elementos de madera de nogal, alfombras y espacios íntimos que nos introducen en un mundo cálido y confortable, perfecto para disfrutar de la experiencia gourmet. Un refugio que, además, tiene unas vistas incomparables de la costa y los fiordos.
Todo está pensado para generar espacios más pequeños e íntimos, desde la pasarela tipo embarcadero que recoge a los usuarios, hasta la división interior de la sala. Los diseñadores presumen que las líneas orgánicas producen un efecto integrador y mejora la experiencia táctil conectando a los huéspedes con la belleza natural exterior.
Si te preguntas quién está al mando de la cocina, se trata de una chef danesa llamada Anika Madsen. Si te preguntas quién construyó el centro, fue la empresa Marketex Marine, quienes nos cuentan que las dimensiones del edificio son de 26 metros de largo y ancho, 15 metros de alto y posee un peso aproximado de mil toneladas. Y si te preguntas por qué no lo has conocido antes, probablemente es porque no estaba delante de tus ojos.
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