Rolls-Royce es uno de los principales suministradores de motores para la industria aérea. De sus factorías salen buena parte de los propulsores que permiten mantener en vuelo miles de aviones en todo el mundo. El parón de la actividad aérea, algo sin precedentes en la historia moderna, ha generado en la empresa cambios relevantes. Medidas encaminadas a fortalecer su estabilidad financiera por más tiempo del que se esperaba.
Porque según afirman desde el grupo aeroespacial la crisis afectará al sector hasta tal punto que se tardarán varios años en volver a los niveles vistos hace solo unos meses. “Debemos abordar estos cambios estructurales a medio plazo, ya que la demanda de los clientes se reduce significativamente para nuestros motores aeroespaciales civiles y servicios de posventa”, dicen desde la empresa.
La compañía Rolls-Royce propone entre otras medidas una importante reorganización del negocio, para adaptarse a un nuevo nivel de demanda. Lo que implica el despido de al menos 9.000 trabajadores de los 52.000 que tenía antes del impacto del Covid-19. Un ahorro de costes que se unirá al duro reajuste de actividad en sus plantas con el que la firma británica espera rebajar sus pagos en más de 1.300 millones de libras.
El duro ajuste laboral afectará predominantemente al negocio civil aeroespacial. Se revisarán las funciones de todos los empleados en sus fábricas y también en sus sedes centrales. En principio, el negocio de defensa, con instalaciones en Reino Unido y Estados Unidos, no se verá afectado en principio por los recortes. El propio Consejero Delegado de Rolls-Royce, Warren East, ha calificado la situación como “no buscada” pero asume que deben enfrentarse a ella.
“Que te digan que ya no hay trabajo para ti es una perspectiva terrible y es especialmente difícil cuando todos nos enorgullecemos tanto de trabajar para Rolls-Royce. Pero debemos tomar decisiones difíciles para salvar nuestro negocio en estos tiempos sin precedentes”, asegura Warren East. “Los gobiernos de todo el mundo están haciendo todo lo posible para ayudar a las empresas a corto plazo. Pero debemos responder a las condiciones del mercado a medio plazo hasta que el mundo de la aviación vuelva a volar a gran escala. Los gobiernos no puedan reemplazar la demanda sostenible de los clientes. Simplemente, no existe”, concluye.
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