Foto: In Bulla
Hay lugares que invitan a parar, respirar y reconectar con lo esencial. In Bulla es uno de ellos. Un proyecto familiar nacido del deseo de preservar el vínculo con el pueblo de los abuelos y de dar nueva vida a unas casas que formaron parte de su historia.
El proyecto fue creado por tres mujeres: una madre, Maria de Lourdes, y sus hijas gemelas, Sandra y Susana. Juntas decidieron recuperar la antigua propiedad familiar en Seixo do Côa, un pequeño y encantador pueblo del distrito de Guarda, y transformarla en un espacio de descanso y bienestar sin perder su esencia rural.
El edificio principal -donde se encuentran la recepción, el comedor y varias habitaciones- perteneció originalmente a los abuelos. Tras su fallecimiento, la madre heredó las casas y, con el tiempo, amplió el conjunto con un edificio blanco que alberga nuevos alojamientos, una sala de reuniones y el terreno donde hoy se levanta el spa.
Desde el principio, su visión fue clara: revivir un lugar que estaba casi en ruinas y al mismo tiempo crear algo nuevo. Todo uniendo la historia y la memoria familiar con una mirada hacia el futuro.
El nombre elegido, In Bulla, significa “en la burbuja” en latín, y no podría describir mejor la experiencia que se vive allí. La intención es que los huéspedes sientan que entran en una burbuja de calma y naturaleza. Un refugio donde el ruido del mundo se queda fuera y solo importa el presente.
Nada más cruzar el portón, se percibe esa sensación de serenidad.
Los espacios conservan la autenticidad rural portuguesa -paredes de piedra, techos de madera, suelos de adoquines y un jardín cuidado con esmero- combinada con un diseño contemporáneo y cuidado. Cada detalle está pensado para transmitir equilibrio y sencillez: Tejidos naturales, colores suaves y un ambiente acogedor que invita al descanso.
In Bulla ofrece un tipo de lujo que no se mide en ostentación, sino en tranquilidad, tiempo y conexión. Aquí, la experiencia consiste en disfrutar del silencio, en contemplar el paisaje, en dejar que el ritmo del campo marque el compás de los días.
Durante mi estancia, la experiencia fue maravillosa. Marina y Vera, las dos chicas que atienden a los huéspedes, son encantadoras. Atentas, amables y siempre con una sonrisa, hacen que uno se sienta realmente cuidado. Su trato cercano y natural es parte esencial del encanto de In Bulla.
Y luego están los gatos: una madre y sus dos crías, Seixo y Clarinha, que son parte de la familia. Seixo, el más juguetón, se comporta como un perro: viene cuando lo llamas, se sienta contigo y disfruta de las caricias con una confianza desarmante. Clarinha, más discreta, observa desde lejos con curiosidad.
Pocos momentos hay tan placenteros como sentarse en el jardín, con sus suelos de adoquines, con una copa de vino -de los que se venden en el propio hotel- mientras los gatos corretean entre las flores y el sol empieza a caer. O mirar las estrellas con Seixo dormido en el regazo, rodeada de un silencio perfecto.
In Bulla no es solo un alojamiento rural, sino una invitación a bajar el ritmo y reconectar con la sencillez. Un lugar donde cada detalle cuenta, donde el pasado y el presente conviven en armonía y donde el lujo se traduce en bienestar, autenticidad y calma.
En el corazón de Beira Interior, In Bulla representa exactamente eso: un refugio donde uno puede detenerse, mirar alrededor y redescubrir el placer de las cosas simples.
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