El mundo está cambiando. Es una obviedad. Las redes sociales y las nuevas formas de comunicarnos, de trabajar y de vivir se trasladan poco a poco al mundo empresarial que nos rodea. Y también se traslada la nueva “conciencia social”. Eso que se ha tardado años en definir pero que finalmente viene a ser algo así como una mezcla de cuidar el medio ambiente, el comercio justo, disfrutar de la vida, devolver a la sociedad lo que nos ha dado, el colaboracionismo y el respeto a los demás sean como sean. Un totum revolutum que, sin embargo, cada vez se ve más definido gracias a acciones individuales o colectivas, sobre todo de empresas, que marcan el camino.
Una de estas empresas es Canada Goose, mundialmente conocida por sus espectaculares parkas y abrigos de invierno ribeteados en piel. Junto con Moncler probablemente sean las marcas de abrigos de lujo más conocidas de Occidente. En concreto, Canada Goose es una firma canadiense que acaba de lanzar el Proyecto Atigi, cuyo objetivo es reconocer y apoyar a las comunidades Inuit en el norte de Canadá. Ellas son las verdaderas inspiradoras de sus abrigos, tanto por las texturas como por los materiales, los colores e incluso las piel que utilizan en las prendas.
Canada Goose ha contratado a 14 costureras Inuit para que diseñen sus propios abrigos utilizando telas seleccionadas por la empresa, conocidas por su alta calidad y su adaptación a las temperaturas extremas. Estas mujeres de la comunidad indígena Inuit serán las dueñas de los derechos de autor, y no Canada Goose. Es un reconocimiento a las culturas indígenas, su forma de trabajo artesanal y primitivo, a la inspiración que han supuesto para grandes marcas y directores creativos. En definitiva, toda una oda a la diversidad de lo manual, casi orfebre, dentro de la moda.
Este proyecto es un paso más en la política de Canada Goose en materia de reputación corporativa y de devolver a la sociedad lo que la sociedad ha hecho por ellos. La inspiración de sus prendas en la forma de vida de esta comunidad indígena del norte de Canadá y Alaska ha pasado a ser un manera de implicarse con el desarrollo de la comunidad en sí misma. Canada Goose se fundó hace 62 años y, desde entonces, vende miles de abrigos y parkas de invierno a unos 900 dólares de media, aunque los hay mucho más caros.
Cuenta con colecciones de mujer, hombre y niño, que son conocidas por la gran inversión que destinan a la investigación en nuevos tejidos capaces de aguantar el gélido frío del Hemisferio Norte. Los diseños Inuit en esta colección cápsula, cuyos prototipos ya se pueden ver en la tienda de Canada Goose en el SoHo neoyorquino, están entre los 5.000 dólares y los 7.500 dólares la prenda (a los que hay que añadir los impuestos). Las prendas Inuit están fabricadas con pluma de pato y pieles de animales salvajes, los mismos que usa esta comunidad indígena desde hace siglos para sobrevivir al invierno.
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