La IA también entiende de vinos y ayuda a fabricarlos
Las empresas bodegueras está implementando nuevos programas innovadores aplicando las últimas tecnologías.
La innovación tecnológica está transformando la industria del vino en España. Lo hace con la Inteligencia Artificial (IA) como una herramienta clave en la mejora de procesos, sostenibilidad y competitividad.
Uno de los proyectos más innovadores es Hiperorujos, que busca reutilizar los residuos de la uva (orujo) mediante tecnologías como la imagen hiperespectral y la IA.
El sistema clasificará en tiempo real los orujos según su composición química para destinarlos de forma eficiente a la producción de bioetanol, cosméticos, fertilizantes o suplementos nutricionales.
Este proyecto cuenta con la colaboración de cuatro empresas riojanas. Altavitis Technologies lidera el desarrollo tecnológico, La Alcoholera de La Rioja actúa como planta piloto, Bodegas Cornelio Dinastía aplicará los resultados en su producción y Laboratorios Sonsierra validará la calidad de los subproductos.
El objetivo es optimizar la gestión de residuos, generar nuevos ingresos y avanzar hacia una producción más sostenible y automatizada.
La IA en el sector del vino
Otros ejemplos del uso de IA en el sector incluyen la aplicación Wine Index, desarrollada por Bodegas y Viñedos del Marqués de Vargas. Analiza miles de cartas de vino para ofrecer información estratégica sobre precios y posicionamiento.
Por su parte, Familia Torres y la startup BitMetrics han creado VINIA, un sistema que detecta contaminaciones en botellas durante el embotellado gracias a sensores de imagen.
Además, investigadores de la Universidad de Córdoba han diseñado un tapón inteligente con cámara incorporada que permite monitorizar el “velo de flor” en vinos generosos como el fino o la manzanilla.
Este sistema envía imágenes diarias del vino en barrica, lo que permite un control visual más preciso y continuo. Abre la puerta al uso de algoritmos de IA para predecir comportamientos o detectar problemas.
Estas iniciativas reflejan el creciente papel de la tecnología en una industria vitivinícola que busca ser más eficiente, sostenible y competitiva.