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El mundo da la bienvenida al año nuevo y nosotros nos vamos a una isla canaria a realizar un descubrimiento. Un paréntesis. De los hoteles y de casi todo, ya no hay nada que decir que no se haya dicho. Como mucho, podrías hacer un inventario de “formas de habitar un hotel” o simplemente relajarte y disfrutar del viaje. Siempre que llego a Lanzarote me olvido de dónde estoy. Es una de esas islas con una luz especial sobre impresionantes paisajes volcánicos. Allí he visto los atardeceres más vibrantes sobre el Atlántico, el plan perfecto para una escapada en invierno. (Foto: M. Yllera) Un hotel con vistas Preferiría no pensar que tengo algún objetivo en concreto más que disfrutar, pero la curiosidad y el interés por conocer todos los detalles me llevó a Yaiza, la localidad que Barceló eligió para construir el Playa Blanca. Un hotel acabado hace apenas un año, al sur de la isla, y con vistas a Fuerteventura en días despejados. Su primera imagen me atrapó. Es un hotel atípico. Su apertura hacia el mismísimo infinito llamó mi atención, porque no esperaba tales dimensiones. Obviamente era chocante y no tardé en preguntarme cómo aquellos cientos de metros de fachada habían conseguido proclamar al mundo su protagonismo, con la única referencia del mar al fondo. Tengo que admitir que esta vez sí hubo una inesperada sorpresa. Un lugar mimetizado con el ambiente (Foto: M. Yllera) Me habréis oído elogiar, en alguna ocasión, la capacidad que tienen algunos hoteles de confundirse con el paisaje perfilando sus edificios de una manera atractiva y sintética. Suelo destacar de ellos su singularidad, si la tienen. Y el Barceló Playa Blanca lo tiene. Hablamos de un proyecto paisajístico muy peculiar que se mimetiza con la naturaleza de la isla. Se inspira en las formas, los colores y las texturas que encontramos en el mismo paisaje volcánico de Lanzarote. Sorprende por la conservación e integración con que esa naturaleza volcánica de la isla y su flora autóctona se pueden ver reflejados en los jardines. Como si estos quisieran atrapar un paisaje en el que se impone lo visual. Ese diálogo con la propia naturaleza hace del hotel un lugar muy emocional desde donde contemplar el espectáculo de luces y sombras del atardecer isleño. En el Barceló Playa Blanca destaca también su privilegiada ubicación. A solo 100 metros del hotel se encuentra Playa Dorada, un arenal con aguas turquesas donde sumergirnos. Justo en la Marina Rubicón, un paseo con muelle deportivo, restaurantes y tiendas para que los huéspedes puedan disfrutar de todo lo que ofrece este destino. Alojarse en Barceló Playa Blanca (Foto: M. Yllera) Barceló Playa Blanca es un proyecto del estudio CMV Architects. Cuenta con 720 habitaciones en primera línea de mar donde destaca el área Royal Level. Es una zona exclusiva del Resort con 132 habitaciones de categoría Deluxe, instalaciones privadas y servicios exclusivos solo para adultos. Es ahí donde el hotel atesora una tipología de suites para disfrutar de una experiencia única. Esto da lugar a aproximadamente 100 m2 de diseño exclusivo con grandes ventanales que conectan una terraza con vistas al mar. La sensación de bienestar y confort se intensifica con detalles que convierten a estas suites en auténticos paraísos y unos de los mejores destinos de la isla canaria. (Foto: M. Yllera) Además de descanso, sol y playa, el Barceló Playa Blanca Royal Level cuenta con una oferta gastronómica pensada para satisfacer los paladares más exigentes con restaurantes temáticos –asiático y mexicano. Asimismo dispone de una piscina privada con Pool Bar y una infinity pool de 180 metros climatizada donde disfrutar de momentos de relax y diversión. Por la tarde, tras un excitante viaje en catamarán, volvimos al hotel para disfrutar del silencio del Spa suspendido en la última planta con vistas de nuevo al mar. Un espacio vinculado al área wellness con unas impecables proporciones donde no había nada excepto eso, la opción de entrar “en modo avión”. Foto: M. Yllera Un grupo hotelero que siempre cumple tus expectativas Viajo siempre muy expectante de lo que voy a encontrar en un hotel. Y en esa exploración siempre me pregunto si hay que hacer tabula rasa de todo lo anterior y volver a ser un principiante en esto de visitar hoteles. En esas idas y venidas, mi escritura gira en torno a un mismo y único tema: lo esencial, aquello que hace único a un lugar. Y tengo diferentes respuestas a una misma pregunta, como si fuese la enésima versión de un mismo hotel, pero desde perspectivas distintas. Una vez más, volví a constatar que Barceló Hotel Group, experto en recibirte “a cuerpo de rey”, es uno de los grupos turísticos más importantes y consolidados de Europa. Fundado en 1931 en Mallorca, actualmente es una de las 30 cadenas hoteleras más grandes a nivel mundial en número de habitaciones. Foto: M. Yllera Barceló Playa Blanca y otros destinos deluxe Barceló elige muy bien sus ubicaciones, compendio en esta lista hoteles singularizados a tener en cuenta: Granada, Sancti Petri (Cádiz), Conil (Cádiz), Aracena (Huelva), Nura (Menorca) que acaba conformando una especie de “singular familia” de la que aún recuerdo detalles con cierta exactitud. Si de todo esto algo me queda claro es que de estos “microviajes” quizá lo único importante sea querer volver. Y todo indica que volveré a Lanzarote, un lugar en el que nunca te cansas de soñar, al menos para cosechar experiencias que nos hacen más ricos emocionalmente. A fin de cuentas “el de escritor es un oficio bastante miserable” ya lo dijo Bolaño. Este es el binomio perfecto entre lujo y comodidad. Y pasa ya a la categoría de esos hoteles tan perfectos que te “persiguen” para siempre.

LIFESTYLE

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