Los muñecos de peluche son mucho más que simples juguetes para sus dueños. Tal y como nos explica la psicóloga Ana Villarrubia, “son un estímulo fundamental para facilitar aspectos cognitivos tan importantes como la creatividad o el juego simbólico”.
Esta misma semana se celebraba su Día Internacional, demostrando la importancia que estos seres inanimados pueden llegar a tener en el desarrollo emocional y cognitivo de los pequeños de la casa. De hecho, los peluches pueden ser fieles compañeros de juego, confidentes y protectores de los menores, por lo que su pérdida puede ser un auténtico drama familiar.
Según un estudio de Vrbo, la plataforma online de alquileres vacacionales para familias, el 70% de los padres encuestados dice que es “muy importante” incluir el peluche favorito de su hijo en el equipaje vacacional. Y es que más de la mitad de los niños del estudio lo necesitan para conciliar el sueño siendo importantes también para calmar la ansiedad de estar fuera de casa.
“El peluche da seguridad al niño, se convierte en ese objeto transicional que le permite salir de su zona de confort sintiéndose protegido. Porque para él no es solo un objeto, es algo con propiedades psicológicas hacia el que siente auténtico apego y experimenta amor. El peluche se humaniza y se convierte casi en una figura de protección que calma la ansiedad, que da tranquilidad y seguridad cuando los papás no están o cuando el niño ha de enfrentarse a nuevos escenarios de vida o a nuevas experiencias”, explica Villarrubia.
Por todo esto, iniciativas como ‘Peluche Express’ puesta en marcha por Vrbo este verano cobran una gran importancia. Se trata de la devolución gratuita de todos esos peluches olvidados durante las vacaciones a aquellas familias que se hayan alojado en las propiedades anunciadas en la plataforma entre el 1 de julio y el 31 de agosto. Bastará con solicitar el servicio vía mail (prensaES@vrbo.com) especificando la propiedad en la que se quedó el muñeco y éste volverá a su casa lo antes posible.
Sin duda un proyecto bonito que ahorrará muchos disgustos y devolverá la alegría a muchos pequeños. Y es que el 67% de los padres encuestados admite haber inventado historias sobre el paradero del peluche perdido durante las vacaciones y la mayoría de ellos pagaría una media de 86 euros por recuperarlo. Además, el estudio habla de que más de un tercio de los padres preferirían resfriarse (34%) o tener mal tiempo durante sus vacaciones (34%) que lidiar con un hijo que pierde su peluche favorito.
Pero no solo los niños están unidos a sus muñecos de peluche. Más de la mitad de los padres españoles admite tener un peluche de la infancia al que tienen un cariño especial. En este sentido, la psicóloga comenta: “El peluche conserva propiedades psicológicas más allá de la más tierna infancia porque el apego que construimos con él puede permanecer de por vida. Sobre él hemos depositado con inmenso cariño una parte de nuestra identidad, simboliza distintas etapas de vida y nos permite conectar con sentimientos y recuerdos que, de otro modo, quizá serían irrecuperables”.
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