Foto: Tripadvisor
El motivo de la convocatoria no era ese, pero la noticia salió de boca del anfitrión como si tal cosa. Rafa Zafra, durante la presentación a la prensa de su propuesta gastronómica para el próximo Salón Náutico de Barcelona, dijo de forma sesgada pero contundente que en apenas un par de semanas ampliará su pequeño imperio empresarial con un restaurante más.
Será el décimo del sevillano tras los que ya posee en Barcelona, Madrid e Ibiza y el primero fuera de nuestras fronteras. Concretamente en un lugar mítico que les resultará familiar a los amantes de la moda.
Se trata de La Vigie Monte-Carlo, un restaurante de lujo sobre la bahía de Montecarlo y ubicado en la península del mismo nombre, a solo dos minutos en coche de la espectacular mansión que fue residencia de verano de Karl Lagerfeld durante más de diez años.
Poco más se sabe de la apertura, ya que el chef prefiere no desvelar ningún dato más sobre ella. Sin embargo, el nombre del local que muestra su web, ‘Jondal à La Vigie’, invita a pensar que su comida tendrá adn y esencia mediterráneos.
Lo que es seguro es que será su restaurante más cool por su exclusiva ubicación – se accede a él por un camino de pinos o en barco- y la cercanía a uno de los edificios más emblemáticos de Mónaco: La Villa La Vigie.
La vecina más top del restaurante, fue construida en 1902 por Sir William Ingram. Un ilustre miembro de la Cámara de los Comunes y gerente de la desaparecida revista británica The Illustrated London News.
En los años 50, y tras años caída en desgracia con motivo de la ocupación nazi, el príncipe Rainiero la compró a bajo precio incorporándola a su holding de ocio, Société des Bains de Mer. Un conglomerado al que pertenece al restaurante del que hablamos y que también es dueño de hoteles, el casino, la ópera e incluso la Fórmula 1 y del que la familia Grimaldi posee casi la mitad de las acciones.
Sin embargo, el palacete de tres alturas, 600 metros cuadrados y 6 habitaciones no se hizo realmente famoso hasta 1986, cuando el Káisler de la Moda se encaprichó de él. Llegó entonces a un acuerdo con la familia real de Mónaco y les ofreció hacerse cargo de la reforma del edificio y utilizarlo como residencia de verano a cambio de un ridículo alquiler. Y así fue.
Karl Lagerfeld utilizó la mansión durante 14 años y celebró en él sus fiestas más íntimas. Todo hasta que Carolina de Mónaco se casó con Ernesto de Hannover (1998) y quiso recuperar La Vigie. Así fue como Lagerfeld terminó su contrato y abandonó el lugar en el año 2000, marchándose de Mónaco para siempre.
Desde entonces La Vigie nunca fue lo mismo. Y tras la separación de Carolina y Ernesto en 2009, volvió a pasar a manos de la Société des Bains de Mer. Desde hace apenas tres años, quien quiera (y pueda pagarlo) puede dormir en ella. La gestión de su alquiler es cosa de la plataforma Where To Stay que cobra entre 80.000 y 200.000 la noche.
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