Foto: Alexander Naglestad Unsplash.
Se acercan las fechas navideñas y empezamos a organizar las compras de los menús que compartiremos con familiares y amigos. Huelga decir que las comidas y cenas en casa son más íntimas y menos frías que en un restaurante. Si tú eres el anfitrión y tienes claro con qué agasajar a tus invitados seguro que ya has elegido el vino espumoso por excelencia: el champagne.
Los espumosos de esta región francesa han conquistado los paladares más exigentes del mundo. Tanto de consumidores al uso como de expertos gurús de guías o revistas especializadas. No hay duda entonces de que el champagne es el rey de las mesas navideñas. Además, su enorme diversidad permite que podamos elegir entre muchos de ellos, aquel que será el protagonista de nuestra copa navideña.
No obstante, aclararemos que las variedades utilizadas para hacer champagne son solo tres: chardonnay, pinot noir y meunier. Y de ellas, dos son tintas, por lo que existen los blanc de blancs, los blanc de noir o la combinación de uva blanca y tinta.
Sin embargo, la diversidad de las zonas, terruños, climatología, procesos y, sobre todo, las manos de quienes los elaboran, ofrecen un enorme abanico de posibilidades.
Quizás hemos resumido en demasía la diversidad de los vinos de champagne, pero es que el tema da para escribir varios libros. Podríamos destacar las largas crianzas de segunda fermentación, el coupage de diversas añadas para conseguir los mejores resultados… O que algunas de estas creaciones solo salen a la luz cuando están en su mejor momento, al contrario que en el caso de otros espumosos, que lanzan todas las añadas.
La última botella que ha caído en mis manos es de Reims y de la afamada maison Abelé 1757, una de las más antiguas. Como curiosidad, esta casa introdujo la invención de la mesa de trasiego que dio paso al actual pupitre que todos conocemos.
Quizás el más conocido en España de sus vinos sea el Brut Millésimé, pero hoy me gustaría compartir con nuestros lectores uno de los champagnes más exclusivos. El Le Sourire de Reims Brut 2009.
Con un envejecimiento de más de 10 años y elaborado con chardonnay y pinot noir, esta lujosa joya líquida aglutina una selección de las últimas mejores cosechas. Además, es capaz de acompañar un amplio abanico de comidas en nuestras celebraciones. Visualmente es hipnóticamente delicado por sus finas burbujas y su color dorado. En nariz combina los frutos secos, ligeras reminiscencias a fruto rojo y matices de panadería. En la boca se muestra voluptuoso, largo y elegantemente persistente. Si lo pruebas, seguramente, te hará sonreír.
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