Foto: Gtres.
Taylor Swift compró en noviembre de 2012 esta elegante casa en Cape Cod. Situada en esta península en el extremo oriental del estado de Massachusetts, a pocos kilómetros de Boston y Nueva York, la cantante disfrutó de ella durante su breve relación con Conor Kennedy, el hijo de Robert F. Kennedy Jr. Su discreta ubicación resultó ser perfecta para que ambos vivieran una historia de amor que poco tiempo después se acabó diluyendo.
La coqueta mansión junto al mar le costó a la artista unos 5,2 millones de dólares y la acabó vendiendo por algo más. Ahora, la casa de Taylor Swift en Cape Cod vuelve a salir al mercado, pero esta vez por 14,5 millones de dólares.
La casa tiene casi 500 metros cuadrados y dispone de ocho dormitorios y cinco baños. Está rodeada de una finca con casi 5.500 metros cuadrados y dispone de su propia piscina al aire libre y otra climatizada. Además, tiene acceso exclusivo a cerca de cien metros de playa.
Se vende totalmente amueblada y en el reclamo sus actuales propietarios hablan de historia y lujo por igual en una residencia única. Está muy cerca del histórico puerto de Hyannis y tiene espectaculares vistas a la cercana la isla de Nantucket.
Toda la residencia dispone de amplios ventanales exteriores que permiten la entrada de luz natural. Con una estética neutra y tonos blancos, se trata de una casa muy luminosa y funcional. Las habitaciones principales están en la planta superior, mientras que en la planta baja se encuentran las zonas comunes. Dispone de amplísimo salón, una cocina equipada al máximo con despensa y un garaje cubierto para tres coches.
Taylor Swift cambió Cape Cod por Rhode Island al adquirir un año después una mansión de algo más de mil metros cuadrados valorada en unos 18 millones de dólares. Una casa también ubicada frente al mar, que está reformando y que posee 200 metros de playa privada y que está a tiro de piedra del lujoso resort Ocean House, a diez minutos andando del faro de Watch Hill.
La casa perteneció a Betty Harkness, que falleció en junio de 1982 a los 69 años. La azarosa vida de Betty acabó inspirando la canción de Taylor Swift The Last Great American Dynasty. Se casó cuatro veces y heredó la inmensa fortuna de uno de sus maridos.
Concretamente del que que fuera hijo del fundador de Standard Oil, la petrolera estadounidense fundada en 1870. Tuvo tres hijos y en la década de los 60 su nombre se hizo muy popular entre la alta sociedad neoyorquina.
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