Hay una imagen que incrementa nuestro imaginario colectivo sobre la vida en otros planetas y la posibilidad de explorar el universo: La llegada de los astronautas norteamericanos Nell Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins a la luna. Este domingo se cumple medio siglo de esta gesta irrepetible por el momento, y el mundo se prepara para conmemorarlo a lo grande.
En menos de veinticuatro horas, hace cincuenta años el Apolo 11 era lanzado con una misión que terminaría en éxito, y comenzaba la guerra entre Soviéticos y Americanos por conquistar el espacio. Era un momento complejo en la Guerra Fría, y que la gesta no haya vuelto a repetirse todavía ha abierto infinidad de conjeturas que cada cierto tiempo cobran valor. Desde aquella imagen y hasta 1972 otros once astronautas volvieron a pisar el satélite.
Después entramos en un desierto absoluto hasta la actualidad ¿Por qué no hemos vuelto a hacerlo en una misión tripulada con las mejoras tecnológicas alcanzadas en cincuenta años? Los expertos avalan a números económicos lo de volver a hacerlo. En esa misión colaboraron 400.000 personas y el dinero invertido equivaldría a 106.000 millones de euros. La partida presupuestaria destinada al programa espacial cayó en picado con la disolución de la Guerra fría, y los fracasos con misiones como Apolo 13 y las cancelaciones de Apolo 18, 19 y 20.
La razón más simple y puede que la menos literaria sea que no ha habido ninguna necesidad de volver. Alcanzada la gesta y ganada la corona de laureles en la carrera espacial con los soviéticos, se acabó el interés. Sin embargo, eso ha provocado que las teorías de la conspiración aumenten y hagan crecer el mito sobre las imágenes de Armstrong y Aldrin descendiendo del Apolo 13 el 20 de julio de 1969, y colocando la bandera americana en suelo lunar. Pero lo cierto es que la tecnología ha permitido gestas similares como la exploración de Marte con robots o el descubrimiento de nuevos sistemas solares.
El espacio es infinito y la necesidad de conquista persiste en la mente humana. La llegada a la Luna es un símbolo de una era, de un sueño, de un mito construido por necesidades políticas del momento y, por ello, seguimos adorando la imagen. Sin embargo, puede que todo termine en cinco años, si la misión tripulada bautizada como Artemis- en honor a la diosa griega de la Luna y la hermana gemela de Apolo- resulta exitosa, una mujer podría ser la que vuelva a pisar el satélite.
La campaña lanzada como We are going to de moon (vamos a ir a la luna) ya está en marcha. Lo diferente de esta misión es que no tiene el objetivo de realizar paseos sino de permanecer una temporada con el objetivo de estudiarla de cerca para comprender lo ocurrido en el sistema solar y en la tierra. Además de si es posible la vida en el satélite. Cincuenta años más tarde, el mundo vuelve a mirar a la luna y se prepara para una nueva carrera: la de quedarse, y puede que conquistarla.
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