Un unicornio es un animal similar a un caballo, pero generalmente con patas de antílope, barba de chivo y un único cuerno en la frente. Naturalmente, se trata un animal fruto de la imaginación humana, protagonista de cuentos y relatos mitológicos. Pues bien, lo mismo se pensaba del hecho de que una start-up alcanzase un valor de mil millones de dólares en alguna de las etapas de su proceso de levantamiento de capital, antes de salir a bolsa. La diferencia es que estas últimas sí que existen; ya se cuentan por centenares… y se las denomina empresas unicornio.
La inventora del término fue la inversora norteamericana Aileen Lee, que acuñó el concepto de ’empresas unicornio’ en referencia a la rareza de estas compañías que conseguían resultados asombrosos en un periodo muy reducido de tiempo. En 2013, Lee hablaba del club de los 39 unicornios, que por aquel entonces aún representaban un porcentaje ínfimo de las start-ups.
Algunas particularidades de estas empresas son que han surgido en la era de las redes sociales, que utilizan ampliamente como medio de impulso. La mayoría están formadas por equipos jóvenes (los fundadores tienen 34 años de promedio) y el 90% tiene fundadores que ya se conocían anteriormente, de la escuela o del trabajo. Un artículo de la consultora Randstad añade algunas características técnicas más para que una empresa pueda denominarse ‘unicornio’:
En cuanto a sus modelos de negocio, son principalmente cuatro: comercio online, economía colaborativa, software de servicio o software empresarial. En definitiva, las empresas unicornio son un tipo de empresa principalmente tecnológica, que forma parte de la llamada nueva economía, que crece y penetra rápidamente en el mercado, y que en ocasiones tiene una capacidad disruptiva para transformar un sector concreto.
Es lo que está pasando en los últimos años, tal como hemos visto con los diversos conflictos que se han producido entre empresas unicornio y negocios tradicionales. Por ejemplo, en los sectores de la hostelería, la restauración, el transporte o la mensajería, cuyas empresas tradicionales van perdiendo clientela a favor de nuevas empresas que ofrecen servicios similares. Pero con la sencillez que supone poder contratar esos servicios desde una aplicación del teléfono móvil.
Hoy en día se calcula que ya no hay 39 empresas unicornio, sino más de 300, algunas tremendamente conocidas. ¿Estamos ante un cambio de paradigma? ¿Ante un fenómeno que ha llegado para quedarse? ¿Vieja economía versus nueva economía? ¿O bien los unicornios convivirán con los dinosaurios? La respuesta, en los próximos años.
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