(Foto: Freepik)
España es un país de servicios, en el que la sanidad, las infraestructuras y el turismo, cada vez de más calidad, están transformando su estructura económica. Hemos pasado de tener ministros que pretendían “cargarse” el sector, a demostrar su capacidad de resiliencia, creación de empleo y por supuesto riqueza.
También hay una parte negativa que es el retroceso de la industria. España necesita un plan serio de reindustrialización que permita trabajos de calidad y altamente especializados, pero no será este gobierno el que lo haga.
Volviendo al turismo, España es uno de los principales destinos internacionales para el turismo náutico, con 3,4 millones de turistas registrados en 2024 y un impacto económico que supera los 5.119 millones de euros. Así lo recoge el Anuario de Estadísticas Deportivas 2024 del Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes presentado en el marco del Salón Náutico Internacional de Barcelona.
Este éxito tiene varios motivos. Para empezar, somos un país con miles de kilómetros de costa. Pero además de competir con otros países del Mediterráneo y del Atlántico, contamos con un enorme número de amarres para todos los bolsillos. Nos acompaña el clima, las infraestructuras tanto ferroviarias como aéreas y los servicios.
Una sabe que en España puede disfrutar del mar y que si tiene una emergencia hay extraordinarios hospitales públicos y privados. Se ha desarrollado toda una infraestructura de atención al sector, con servicios de restauración a bordo o limpieza. Además, para el mantenimiento del barco, ya sea grande o modesto, contamos con una industria especializada de primer nivel.
El archipiélago balear se mantiene como el principal destino náutico del país, seguido por Cataluña. Mallorca, Ibiza y Barcelona destacan entre los enclaves más demandados por los visitantes internacionales, especialmente por turistas procedentes de Alemania y Reino Unido, que lideran el turismo náutico en el país.
Además del turismo náutico de lujo, España está viviendo un momento dulce en la “democratización del mar”. Por 100 euros, una familia puede alquilar una embarcación y disfrutar de un día en alta mar. Una opción cada vez más demandada, ya que tenemos menos días de vacaciones y cuando nos vamos a disfrutar de tiempo libre queremos hacer de todo. Disfrutar de una embarcación en alta mar ya no es solo cuestión de ser rico.
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