Nerua: cocina vasca con raíz y el discurso más contemporáneo

Es un ejercicio de contemplación, de respeto al entorno y de diálogo con la naturaleza en perfecta sintonía con el arte que habita en el Guggenheim.

Rosa Gamazo. 30/09/2025
Foto: Nerua

En el corazón de Bilbao, bajo las escultóricas formas de titanio del Museo Guggenheim, se esconde un espacio donde la cocina se convierte en arte: Nerua. Dirigido por el chef Josean Alija y reconocido con una estrella Michelin y tres soles Repsol, este restaurante es mucho más que un lugar donde comer. La experiencia que ofrece va más allá de lo gastronómico, combinando la tradición vasca con la innovación más libre y contemporánea.

La propuesta de Nerua parte de una idea muy sencilla: la naturaleza marca el ritmo. Cada temporada dicta lo que llega a la mesa y el equipo se adapta a los ciclos de la huerta, el mar y la granja para crear una cocina local y auténtica, pero abierta al mundo.

Alta cocina en el corazón del Guggenheim

restaurante Nerua
Foto: Nerua

Alija defiende que la mejor técnica es la experiencia y por eso cocina sin restricciones, con el objetivo de emocionar, divertir y despertar placer en cada plato. Sus creaciones son ligeras, aromáticas y llenas de matices, siempre buscando resaltar la esencia de cada ingrediente. Es una cocina reflexiva y honesta, que respeta el producto pero también se atreve a jugar con texturas y combinaciones inesperadas.

En 2021, con motivo de su décimo aniversario, Nerua revisó su propuesta y la hizo aún más libre y dinámica con una carta centrada en 16 productos de temporada. Cada uno de ellos se transforma en un plato que invita a compartir, a probar y a construir la experiencia a medida.

En invierno, el comensal puede encontrarse con alcachofas confitadas con fondo de almendra o cardo en salsa negra con erizo. Y en verano brilla la anchoa del Cantábrico presentada en tres formas distintas: asada, frita y en salvia. Y entre los clásicos de la casa no falta su tortilla abierta inspirada en Sacha, que se ha convertido en uno de los imprescindibles para quienes visitan el restaurante.

Los viajes de Josean Alija

restaurante Nerua
Foto: Nerua

Además de la carta, Nerua propone un recorrido gastronómico llamado Muina, compuesto por ocho pasos que permiten adentrarse en el núcleo de su cocina. Es un viaje más íntimo, pensado para descubrir de cerca el equilibrio entre territorio, tradición y creatividad que define a Josean Alija.

Para quienes buscan una experiencia más extensa, también hay menús degustación más largos que funcionan como auténticas narraciones culinarias en las que la huerta, el mar y el paisaje vasco son protagonistas.

La bodega acompaña con el mismo espíritu que la cocina: identidad y respeto al origen. La selección incluye grandes vinos nacionales e internacionales, pero también da un lugar especial a los txakolis y vinos vascos. Cada referencia refleja el carácter de la tierra de donde procede y la personalidad del productor. Y los sumilleres los convierten en maridajes que no solo acompañan, sino que cuentan su propia historia en paralelo al plato.

Nerua: calma y personalidad

restaurante Nerua
Foto: Nerua

El espacio sorprende por su sobriedad. Mientras el Guggenheim impresiona con su monumentalidad, el comedor de Nerua apuesta por la calma: un ambiente minimalista, luminoso y sin distracciones. El blanco domina y todo está pensado para que el plato sea el auténtico protagonista. Esa serenidad refuerza la idea de que la verdadera obra de arte está en lo que sucede en la mesa, en el sabor y en la emoción que despierta cada bocado.

Josean Alija, discípulo de Ferran Adrià y formado en El Bulli, ha sabido crear un estilo propio. Su cocina es sensible y poética, pero también rigurosa y comprometida con el territorio.

Nerua figura en listas tan prestigiosas como The World’s 50 Best Restaurants y el trabajo de Alija ha sido premiado internacionalmente. Sin embargo, detrás de ese reconocimiento late la humildad de un cocinero que sigue inspirándose en lo esencial: la huerta, el mercado, los pescadores, los productores locales. Para él, cocinar es contar una historia de raíces, pero con un lenguaje contemporáneo.

Visitar Nerua es, en definitiva, vivir una experiencia que trasciende lo gastronómico. Quien se adentra en su sala se lleva consigo algo más que un buen recuerdo culinario: una experiencia que permanece, tan inolvidable como las obras maestras del museo que lo acoge. 

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