Foto: Fulness Spa
Los tanques de flotación irrumpieron en el mercado hace unos años como una auténtica revolución en el sector del bienestar. Diseñados para alcanzar un nivel extraordinario de relajación, todo en ellos tiene un justificado porqué.
Para empezar diremos que los hay -por lo menos- de dos tipos. Los que son como bañeras y en los que te sumerges en el sentido estricto de la palabra; y los que te permiten flotar sin mojarte, aportándote una placentera sensación de ingravidez.
“Los tanques de flotación en seco están pensados para que el cliente se sienta como en el útero materno“, me contó en una ocasión la responsable de un centro de estética donde tienen uno de ellos. Y la verdad es que tanto sus características como el ritual para disfrutarlos invitan a sentirse a gusto, protegido, en paz. Seguramente como se siente un bebé en el útero de su madre.
El cliente se tumba sobre una camilla dura cubierta por una superficie aterciopelada, como una manta semirrígida, llena de agua. Tras activarse el mecanismo del tanque de flotación, la plataforma que sostiene a la persona desciende dejándola literalmente suspendida y envuelta casi por completo por esa cobertura caliente, agradable, que abraza sin oprimir.
La temperatura cálida del agua, los leves sonidos que se perciben alrededor con cada movimiento, la semioscuridad del espacio, la música suave… Todo invita a que la mente y el cuerpo de quien prueba un tanque de flotación en seco se evadan y experimenten una relajación extrema y un estado del bienestar sublime.
Por supuesto, la predisposición de cada uno a dejarse invadir por esa placentera sensación tendrá mucho que ver con los resultados. Pero según los expertos, 20 minutos en un tanque de flotación con las condiciones óptimas equivalen al descanso de varias horas.
De hecho, en los últimos años, estos aparatos han sido utilizados por médicos, científicos y expertos en salud para tratar todo tipo de dolencias. Desde el insomnio al estrés pasando por la ansiedad o las migrañas, los resultados han sido siempre satisfactorios.
Sin embargo no hace falta padecer ningún mal para probar estas maravillosas y a la vez extrañas camas. Normalmente se presentan en centros de estética como tratamientos en sí o como complemento a otras terapias de cuidado, tanto faciales como corporales. En algunos casos, como el del centro de bienestar Fullness Spa de Úrsula Calvo, se completan con sesiones de meditación guiada que pueden rizar el rizo de la evasión física y mental.
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