Ella es una de mis ‘pecadoras’ en mi libro ‘Hablarán de Nosotras’ y siempre que acontece una gran exposición sobre su persona, sonrío por saber que ella haría lo mismo allá donde esté. “Soy una mezcla”, son la primeras palabras de Frida Kahlo con las que te encuentras al entrar en la nueva exposición sobre ella en Nueva York.
El museo de Brooklyn inauguró el pasado 8 de febrero la muestra, bautizada como ‘Frida Kahlo: las apariencias engañan’. En ella se recogen enseres personales de la pintora, así como 10 cuadros y una colección de dibujos que, a quien tenga oportunidad, conmoverán y atravesarán más allá de lo conocido. La exposición que tiene por objetivo, diría yo, un imposible: llegar a comprender la complicidad artística y personal de Kahlo, explorando aspectos clave como la discapacidad, la política, la identidad de género y cómo no, el dolor.
Esta es una de sus frases que destaco en el libro, pero que cualquiera de ellas, como sus pinturas concentran tal intensidad emocional como el característico vivo color en sus cuadros. Frida era fuerte, lo mismo que sus palabras, sus actos y sus pinturas. El destino se las gastó siempre con brocha gorda; desde el accidente de adolescente, su tormentosa relación con Diego Rivera y su desidia por no poder llegar a ser madre. Feminista convencida y luchadora indómita, dejó diarios que emocionan por la verdad concentrada.
“Tiene que haber alguien como yo que se sienta bizarra y dañada de la misma forma en la que yo me siento. Me la imagino e imagino que ella debe estar por ahí también pensando en mí (…) Si tú estás por ahí y lees esto sepas que, sí, es verdad, yo estoy aquí y soy tan extraña como tú”. La exposición llega en un momento trascendental para seguir construyendo puentes con México desde el arte, cuando desde la política de Trump se quieren construir muros.
“Es una muestra de que el arte no tiene muros”, apuntaba Anne Paternak, directora del Museo en la inauguración. “… Y que uno de los grandes valores de Estados Unidos es la libertad, y que Nueva York siempre le ha dado la bienvenida a los inmigrantes (….) Necesitamos contar historias positivas acerca de México, de los maravilloso que es y lo grande de su ADN”.
Nueva York vuelve con la Kahlo más íntima. Un total de 350 objetos, el más destacado una prótesis de su pierna derecha con una bota de cuero roja con motivos de dragones chinos que llevó su último año de vida para ocultar la amputación de su pierna. Ella convirtió, como todo, el objeto en arte. Lo mismo que la colección de vestidos y joyas que rescatan las tradiciones indígenas de México y que han hecho de ella un icono del Pop Art y musa de muchos diseñadores.
La muestra llega al museo, pero lleva desde 2012 viajando por el mundo. Espero que alguno de nuestros museos se decida por ofertarnos con la posibilidad de gozarla también aquí.
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