(Foto: Gtres)
Las autoridades siguen investigando el asesinato del director estadounidense Rob Reiner y su esposa a manos supuestamente de su hijo. El arresto de Nick Reiner, de 32 años, y los sucesos en los que está implicado han puesto de manifiesto el problema que afectaba a la familia desde hacía años.
El director de cine y Michele Reiner, así como sus otros dos hijos, Jake y Romy, sufrieron desde su juventud los efectos de las adicciones y problemas mentales de Nick.
Hasta que el pasado domingo acabó con la vida de sus padres, que fueron encontrados por su hija Romy en la casa familiar de Los Ángeles víctimas de un ataque con arma blanca.
El detonante habría sido la fuerte discusión de Nick Reiner con sus padres durante una fiesta navideña en casa de un amigo. De regreso a casa, Nick les habría acuchillado.
Los Reiner dejan tras de sí un importante patrimonio, acumulado a lo largo de más de cinco décadas de intensa actividad en la industria del cine y la televisión. Según el portal especializado Celebrity Net Worth, la fortuna personal de Rob Reiner se estimaba en torno a los 200 millones de dólares.
A esta cifra se suma un destacado patrimonio inmobiliario en algunas de las zonas más exclusivas del sur de California. Esto elevaría el valor total de sus bienes hasta aproximadamente 230 millones de dólares.
Entre sus propiedades más valiosas se encuentra una mansión frente al mar en Malibú, ubicada en la prestigiosa comunidad privada de Malibu Colony. Está valorada actualmente en unos 20 millones de dólares. Esta vivienda, además, generaba importantes ingresos por alquiler, con cifras que alcanzaban hasta 150.000 dólares mensuales.
Otra de sus propiedades destacadas es la residencia de Brentwood, estimada en más de 10 millones de dólares, donde se produjo el trágico desenlace.
A lo largo de los años, Rob Reiner llevó a cabo numerosas operaciones inmobiliarias en zonas como Beverly Hills. Con ello logró revalorizar significativamente algunas de sus inversiones en periodos relativamente cortos, lo que consolidó esta faceta como uno de los pilares de su fortuna.
El grueso de su patrimonio, no obstante, procede de su exitosa carrera en Hollywood. Rob Reiner dirigió algunas de las películas más influyentes y populares de las décadas de los 80 y 90. Entre ellas se encuentran Cuenta conmigo (1986), La princesa prometida (1987) y Cuando Harry encontró a Sally (1989). Películas que continúan generando ingresos y prestigio décadas después de su estreno.
Además de su labor como director, Rob Reiner fue cofundador de Castle Rock Entertainment en 1987, junto a Martin Shafer, Andrew Scheinman, Glenn Padnick y Alan Horn. La productora se convirtió en una de las más influyentes del cine y la televisión independiente, participando en títulos emblemáticos como la serie Seinfeld, cuya sindicación sigue produciendo beneficios millonarios.
En 1993, Castle Rock fue vendida a Turner Broadcasting por unos 160 millones de dólares. Fue una operación clave que impulsó de forma decisiva el patrimonio del cineasta.
Aunque no se han hecho públicos los detalles del testamento, se sabe que los tres hijos de Rob y Michele Reiner figuraban como herederos a través de un fideicomiso familiar. Una fórmula habitual para gestionar patrimonios de esta magnitud.
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