Foto: Gtres.
El 29 de julio de 1981 se pronunciaba uno de los “sí quiero” más importantes de la historia. Una jovencísima Diana Spencer se casaba con el heredero al trono británico y pasaba a convertirse en el mito de Lady Di. Hoy se cumplen 40 años de esa boda y todos seguimos teniendo en la retina el vestido de novia de Diana. No obstante, existen muchas otras curiosidades que hicieron que esta boda fuera única.
Diana Spencer y el príncipe Carlos contraían matrimonio apenas un año después de conocerse. El heredero al trono vio por primera vez a Diana gracias a la hermana de ésta, Sarah, quien había salido anteriormente con él. Un par de citas y un viaje a Balmoral fueron suficientes para que el príncipe decidiera dar el paso de contraer matrimonio. Y es que años después, la propia Lady Di confesaría en una entrevista que solo se vieron 13 veces antes de casarse.
Uno de los detalles más llamativos de la ceremonia es que Diana de Gales llegó sola a la Catedral de Saint Paul. No fue porque no tuviese apoyos dentro de su familia, sino porque el voluminoso velo de su vestido no dejaba sitio para que la acompañara su padre en la carroza.
El vestido de novia de Lady Di es uno de los trajes más icónicos de la historia. Fue un diseño confeccionado en tafetán y seda, obra de los diseñadores emergentes David y Elizabeth Emmanuel. Tenía antiguos encajes importados de Francia que pertenecieron a la reina María de Teck; y era un vestido muy difícil de dominar que apenas dejaba ver a Diana. El motivo, sus pronunciado volúmenes y los ocho metros de cola. El vestido no estuvo listo hasta el último momento, pues la princesa adelgazó tanto en los meses previos al enlace que tuvieron que hacer muchas correcciones.
Además de momentos históricos, Diana nos dejó cambios significativos que todavía hoy se mantienen. Y es que ella fue la primera en omitir en sus votos la palabra “obedecer”, algo que mantuvieron sus nueras Kate Middleton y Meghan Markle. Sin embargo, esto no fue lo más llamativo de su discurso, pues Diana le cambió el nombre a su futuro marido, y pasó de llamarle Charles Phillip a Phillip Charles, al revés.
El momento de los votos fue uno de los que más anécdotas acumuló en la boda. Y es que tras darse el “sí quiero” y proclamarse marido y mujer, el príncipe Carlos olvidó besar a la novia. Este pequeño detalle llamó la atención del público y los allí presentes, por ello, el príncipe lo corrigió minutos después en el balcón de Buckingham, creando una nueva tradición.
Quizás el príncipe Calos no besó a Diana en la catedral porque no quería hacerlo delante de su gran amor. Y es que entre los invitados a la ceremonia estaba su ahora esposa, Camilla Parker Bowles. Esta invitación no sentó nada bien a Diana, pues sabía que ambos mantenían una relación especial, por lo que prohibió que ésta fuera incluida entre los comensales del exclusivo desayuno matrimonial que se celebró en el Palacio de Buckingham.
Sin duda, una boda de cuento de hadas que, cuarenta años después, sigue siendo la más vista de la historia. La Casa Real decidió emitir la ceremonia por televisión, cosechando un gran éxito, pues consiguió reunir a más de 750 millones de espectadores. Y es que nadie quería perderse ese momento histórico que dio comienzo al mito de Lady Di.
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