(Foto: Freepik)
Las Órdenes u autorizaciones reales, también conocidas como Royal Warrants, son uno de los reconocimientos oficiales más relevantes otorgados por el rey Carlos III y otros miembros de la Familia Real Británica. Concedidas a ciertas marcas, empresas o proveedores por su buen hacer, suponen un símbolo de excelencia y de confianza por parte de la Casa Real.
Son distinciones que actualmente otorgan únicamente el rey Carlos III y su esposa Camilla y que se revisan y renuevan -en el caso de hacerlo- por un periodo de cinco años. Así, hay firmas que gozan del favor real durante décadas y otras que lo pierden a lo largo del tiempo por diversos motivos.
Uno de ellos es el cierre de la propia empresa, otra haber disminuido la calidad de sus servicios o productos; y otra el fallecimiento de quien las concedió (el caso de los bolsos Launer tras la muerte de Isabel II). Así, el listado de la Royal Warrant se ha visto modificado últimamente.
Carlos III y Camilla han renovado la Royal Warrant a algunas firmas, es la han concedido a otras nuevas y se lo han retirado a otro puñado. Es el caso de varias marcas de champagnes más relevantes del sector.
En concreto, Carlos III ha retirado esta distinción a los champanes Lanson, Krug y Mumm. Esto se traduce, entre otras cosas, en no poder usar el escudo de armas o la frase“By appointment to …” en el etiquetado de sus botellas. Pernod Ricard, propietaria de Mumm, mantiene sin embargo la Órden Real para el vino dulce Dubonnet.
Aunque el impacto de esta decisión es muy complicado de cuantificar, se reconoce que las marcas que reciben la Royal Warrant experimentan un incremento de ventas. Especialmente las que pertenecen al sector del alcohol. Como revela Bloomberg, los productores de vino espumoso son un tercio de todos los productores de bebidas alcohólicas a los que se les otorgaron licencias. Están por encima de productores de whisky, ginebra, oporto o coñac.
De las tres marcas de champagne que han perdido la Royal Warrant, muy posiblemente Lanson sea la más llamativa. El productor afincado en Reims tenía una Órden Real desde 1900. Por aquel entonces era una marca muy presente en las celebraciones de las casas reales, especialmente la española, la sueca y la británica. El escudo de armas de esta última brillaba en sus botellas. El Renio Unido es su principal mercado y lleva 40 años patrocinando el torneo de tenis de Wimbledon.
La decisión no afecta sin embargo a otras míticas marcas de champagne como Bollinger, Laurent-Perrier, Louis Roederer, Pol Roger, Moët & Chandon y Veuve Clicquot. Todas ellas conservan la Órden Real de la Familia Real Británica en un complicado momento para el sector.
Recordemos que según los datos reportados por el Comité Champagne, los envíos de champagne se redujeron casi un 10 % el año pasado, hasta las 271 millones de botellas. Un descenso que se produce por segundo año consecutivo. Todo según los datos recogidos por esta asociación comercial, que representa a más de 16.000 viticultores y 320 casas productoras.
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