Carlos III impone nuevos códigos de vestimenta para jugar al tenis

La tradición de vestir de blanco en las canchas del torneo de tenis de Wimbledon se remonta al siglo XIX. Los jugadores que participan en este Grand Slam deben optar por este color en toda su indumentaria. Las normas del torneo establecen que toda vestimenta visible debe ser blanca y que el logotipo de la marca tiene que ser discreto. Una norma que tiene raíces tanto culturales como prácticas.

El torneo se creó en 1877, durante la época victoriana. Unos años en los que se consideraba poco apropiado que los deportistas, especialmente las mujeres, sudaran de forma visible. Primaban el recato y la apariencia. El color blanco se ha identificado desde siempre con la pureza, el decoro y la elegancia.

Hasta ahora había que vestir de blanco en la pista de tenis de Buckingham

La norma se extendió tanto entre los diferentes clubs de tenis de Reino Unido que hasta la Familia Real la adoptó en las canchas de tenis que posee en sus residencias. Ha sido así hasta hace unos días, cuando el rey Carlos III decidió “suavizar”el código de vestimenta para jugar en la cancha de tenis del Palacio de Buckingham. Una pista dura, no de hierba, situada en una zona a la sombra en los jardines de palacio.

La norma establece ahora que el color blanco es “preferible”, pero “no esencial”, para los jugadores. Entre los que se incluyen miembros de la familia real, el personal de la casa y sus invitados. La pista fue construida en 1919 en la parte del jardín que linda con Hyde Park Corner.

Según Royal Collection Trust, la entidad que gestiona los objetos artísticos e históricos que forman parte del patrimonio real, la cancha de tenis del Palacio de Buckingham es “la más exclusiva de Londres”.

La cancha es utilizada principalmente por el personal de la Casa Real. El tenis no está precisamente entre los deportes favoritos de Carlos III. Por contra, tanto el príncipe William como Kate Middleton sí se sabe que lo practican. Aunque este año aún no ha acudido a las pistas, la princesa de Gales suele asistir siempre al palco real de Wimbledon.