Foto: Kimosabi
Hay marcas que van más allá de la estética y que, en lugar de seguir tendencias, siguen un propósito. Kimosabi es una de ellas. Su propio nombre, que significa “amigo fiel”, ya deja entrever su filosofía: ser ese compañero leal, constante y respetuoso que camina al lado de cada mujer, adaptándose a su ritmo y celebrando su esencia. Una firma que escucha, que acompaña y que, sobre todo, entiende que la ropa no es un disfraz, sino una prolongación del alma.
Desde sus inicios, Kimosabi se ha inspirado en tres pilares: el amor, la paz y la libertad. Y esos valores se traducen en una sofisticación silenciosa que huye de estridencias. Su belleza no grita: fluye, arropa, realza. Cada prenda está pensada con intención y presencia, con esa delicadeza que transforma lo cotidiano en extraordinario.
Con vocación nómada, la marca diseña pensando en la mujer que se mueve, que viaja, que cambia de escenario sin perder nunca su estilo. Ya sea en una azotea madrileña al atardecer o en un almuerzo descalza en Formentera, las piezas de Kimosabi se integran con naturalidad en cada contexto.
No son simples prendas: son soluciones reales para una vida real. Vestirse deja de ser una obligación para convertirse en un placer. El vestido Serena en voile ligero, la camisa Vera con su silueta depurada o la falda Kiara pensada para largas caminatas de verano son ejemplos de esa versatilidad que define a la firma.
Los estampados de Kimosabi, exclusivos y cuidadosamente seleccionados, aportan carácter sin renunciar a la elegancia. El dúo Vera + Shae, con su llamativo print de cebra, es una declaración de intenciones: una mezcla audaz pero sofisticada, salvaje pero refinada. Las siluetas, por su parte, están pensadas para favorecer sin imponer. Sus cortes permiten movimiento, ceden donde deben, y transmiten una confianza tranquila que no necesita artificios.
Una de las claves del éxito de la marca es su manera de entender el diseño: sobrio, sí, pero nunca plano. Kimosabi trabaja con líneas limpias, volúmenes equilibrados y un patronaje que resalta a la mujer, no a la prenda. Cada pieza tiene una razón de ser, desde el mono Liya que se sostiene por sí mismo con porte estructural, hasta la blusa Vered, perfecta para elevar cualquier jornada sin esfuerzo.
La comodidad también ocupa un lugar central en su propuesta, aunque de forma discreta e inteligente. Cinturas ajustables, elásticos ocultos, tejidos que se adaptan al cuerpo y al ritmo diario sin sacrificar estilo. Detalles que se sienten, más que se ven, y que convierten cada prenda en una experiencia. El pantalón Tal o la falda Freya, por ejemplo, combinan estructura y suavidad con una naturalidad sorprendente.
Los materiales, como el lino, el cupro o el popelín de algodón, son seleccionados no solo por su belleza, sino por su comportamiento ante el calor, el movimiento y el paso del tiempo. Kimosabi apuesta por tejidos nobles, transpirables, con alma. Porque el lujo, hoy más que nunca, está en lo que perdura, en lo que se cuida y en lo que nos cuida.
La producción en pequeñas cantidades, cuidada y con atención al detalle, es otro de los valores que distingue a la firma. Cada colección se concibe con vocación duradera, alejada del consumo fugaz. En un mundo saturado de estímulos, Kimosabi ofrece calma, intención y autenticidad.
Y España, en particular, ha encontrado en esta marca un espejo en el que reflejarse. Mujeres en Madrid, Barcelona, Ibiza o Formentera se han enamorado de su propuesta ligera, favorecedora y sin complicaciones. Prendas como el vestido Serena, la falda Frida en bordado inglés, la camisa Vera o la falda Kiara han conquistado por igual a jóvenes creativas y mujeres con vidas intensas que buscan estilo sin esfuerzo.
Porque si algo define a Kimosabi es precisamente eso: su capacidad para simplificar lo complejo. Para ofrecer estilismos intuitivos que resuelven de un vistazo el “qué me pongo”. Combinaciones como Vera + Shae, Sam + Lucie o el juego entre blazer y vestido con Amel y Serena están pensadas para facilitar la vida, no para complicarla. Para que vestirse sea tan fluido como vivir.
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