(Foto: Louis Vuitton)
La casa Louis Vuitton, tradicionalmente reconocida por sus creaciones de alta costura, también tiene presencia en la alta relojería. Lo hace gracias a la combinación de su legado histórico con la precisión técnica de La Fabrique du Temps, su manufactura relojera adquirida en 2011.
La firma acaba de presentar el Louis Vuitton Monterey, una edición limitada de 188 piezas que rinde homenaje a los primeros relojes de la Maison. Concretamente los LV I y LV II diseñados en 1988 por la arquitecta italiana Gae Aulenti. La misma que transformó la estación de tren de Orsay en París en el actual Museo de Orsay.
Los dos relojes originales de los años 80 se distinguían por su estética vanguardista. Tenían una caja sin asas con forma de guijarro, una corona a las 12 horas (inspirada en los relojes de bolsillo) y funciones avanzadas para la época.
Bautizados inicialmente como Montre I y Montre II, recibieron el apodo de Monterey por parte del público estadounidense. Una denominación que ahora Louis Vuitton adopta oficialmente en esta reedición.
El nuevo Louis Vuitton Monterey conserva la forma icónica y el espíritu viajero de los originales, pero los actualiza con materiales y acabados de lujo. La caja, de oro amarillo de 18 quilates y 39 mm de diámetro, alberga una esfera de esmalte Grand Feu blanco, realizada artesanalmente mediante un proceso de múltiples cocciones a temperaturas de hasta 900 °C.
Los detalles cromáticos (índices negros, escala tipo railroad en rojo y azul, y agujas esqueletizadas en laca roja) evocan los relojes ferroviarios clásicos y subrayan la herencia viajera de la Maison.
En el interior late el calibre automático LFTMA01.02, desarrollado internamente por La Fabrique du Temps Louis Vuitton. Este movimiento, con reserva de marcha de 45 horas, sustituye al mecanismo de cuarzo de los modelos originales.
Eleva además el Monterey a los estándares de la alta relojería contemporánea. Su rotor de oro rosa y los acabados decorativos reflejan la meticulosa atención al detalle característica de la manufactura.
Completado con una correa de piel de becerro negra y una hebilla de oro amarillo, el Louis Vuitton Monterey equilibra tradición, modernidad y exclusividad. Cada unidad está numerada y grabada, reforzando su valor de colección.
Con un precio aproximado de 53.000 dólares, el Louis Vuitton Monterey representa un puente entre el pasado y el presente. Como dicen en la casa, es una oda a la innovación, la elegancia y el savoir-faire artesanal que definen el ADN de la marca. Fiel al lema de su director artístico, Matthieu Hegi, “reinterpretar una creación significa respetar su espíritu y proyectarla hacia el futuro”.
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