En las películas, cómics y libros de ciencia ficción la convivencia con robots es rutinaria. Son elementos de uso diario. Cotidianidad absoluta. En la vida real parece que de momento no es tan habitual. Aunque si pensamos en las cosas que nos rodean, como móviles, asistentes virtuales, máquinas de cocina o aspiradoras autónomas que trabajan por nosotros, nos damos cuenta que la invasión robótica ha comenzado y es imparable. Por ahora son ayudantes especializados en tareas concretas y acotadas. Por ahora.
Son innumerables las empresas que se dedican a desarrollar las máquinas del mañana. No hay límites en sus posibilidades. La medicina, el transporte, las comunicaciones o el salto al mundo exterior para explorar otros planetas son solo algunos de los caminos que han empezado a recorrer. Los exoesqueletos o los coches autónomos son ejemplos reales y tangibles de este cambio de paradigma. Boston Dynamics quizás sea la empresa más conocida en la creación de autómatas. El primer modelo que hicieron público, en 2005, se llamó RHex. No era elegante ni bonito. Físicamente era lo más parecido a una tostadora todoterreno capaz de avanzar sobre cualquier superficie. No llamó la atención.
Poco después llegó BigDog. Ese robot cuadrúpedo lograba inquietar a cualquiera que observara sus movimientos. Podía andar, sentarse, correr y llevar consigo pesadas cargas. Era una mula electrónica cargada de decenas de sensores. Sus semejanza con los movimientos de cualquier animal de cuatro patas desafiaba a nuestro cerebro. No tenía cabeza, pero era autónomo y podía resolver los problemas que aparecieran en su camino para seguir avanzando sin caer. Desde ese momento la empresa ha ido añadiendo virtudes en forma de brazos articulados, cámaras y todo tipo de inteligencia artificial para lograr una estabilidad única.
Atlas fue el siguiente miembro de la familia, era bípedo y destacaba por su aspecto humanoide. Todos los robots iban encaminados a desarrollar tareas militares. Atlas podía correr y saltar y ya no nos parecía tan raro imaginar su presencia en nuestra casa para ayudarnos a gestionar todo tipo de tareas. Boston Dynamics hace que sus invenciones avancen paso a paso y este año ha dado el definitivo. El SpotMini es el robot que se podrá comprar en 2019 para uso doméstico. Podrá cargar hasta 14 kilos, con una autonomía de hora y media y cuenta con cámaras con lectura tridimensional para evitar obstáculos. Podrá, por ejemplo poner los vasos en en lavavajillas. Aún no se sabe su precio, pero la palabra barato no formará parte de sus características.
El futuro se acerca y los robots ganan protagonismo en nuestro día a día. Mayordomos sin sueldo que estarán a nuestro lado. Es inevitable disparar la imaginación hacia un mundo distópico dominado por este atajo de chips y brazos articulados. La ciencia ficción ha calado en nuestro subconsciente y solo el futuro, ese que se acerca, dictará sentencia.
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