Muchas de las situaciones, elementos o vivencias que acontecen en las películas o relatos de ciencia ficción se han convertido en realidad. Lejos de parecernos llamativas o extravagantes, un buen número de ellas han calado en los cerebros más creativos y han terminado germinando en productos reales. Lo que hace unas décadas era irrealizable ahora es casi rutinario, como los teléfonos móviles, las videollamadas, los coches eléctricos… El mismísimo Julio Verne se sorprendería de los avances que tenemos en pleno siglo XXI. Es probable que no fuera fácil asimilar tanta innovación incluso teniendo un cerebro privilegiado como el suyo. En la ciencia ficción los robots de compañía son habituales, y ahora en el mundo real también lo serán los perros y animales cibernéticos gracias a Koda.
Koda es el nombre del primer perro robótico con inteligencia artificial capaz de auto evolucionar. Su aspecto no puede ser más futurista. Líneas suaves, metálicas y construido con un gusto exquisito. Es un robot, pero la primera vez que lo vemos encontramos al perro digital que habita en él. Pese a su estilizado aspecto no cabe ninguna duda.
Cuenta con cámaras en lugar de ojos y en lugar de patas posee muelles, amortiguadores y sensores. Su tecnología auditiva inteligente es capaz de distinguir nuestra voz al llamarlo. Gracias a la lectura visual que realiza del entorno podrá reconocernos. Pero no se quedan ahí sus capacidades. Una vez que sus patas cibernéticas se han acercado hasta nosotros, puede analizar nuestro rostro y determinar nuestro estado de ánimo.
El cerebro digital que gestiona los movimientos, decisiones y respuestas de Koda está construido, y en constante comunicación, con millones de algoritmos que acumulan el resto de otros perros Koda distribuidos por el mundo. Es una red de inteligencia artificial cifrada para que nuestros datos estén protegidos en todo momento. Esa comunicación entre dispositivos de cuatro patas está pensada para mejorar las capacidades de nuestro can digital. El aprendizaje es continuo.
Como buen imitador del perro que inspira su aspecto, una de sus funciones es proteger a sus dueños. Sus sensores pueden detectar gases, incendios y avisar de manera inmediata. Cuando no estemos en casa puede patrullar por nuestras dependencias y avisarnos de cualquier situación anormal.
Koda puede ser una herramienta muy útil para ayudar a pacientes en algún tipo de recuperación. Además de prestar atención y apoyo emocional puede documentar la evolución del paciente e incluso solicitar ayuda si detectara una emergencia. Todo se puede configurar desde el teléfono móvil mediante una aplicación. Todo muy bonito, claro. Todo menos el precio.
Para reservar una unidad de Koda hay que hacer un depósito de 1000 euros. Una cantidad irrisoria si tenemos en cuenta que el precio final ronda los 50.000 euros. Querer vivir en el futuro en tiempos presentes tiene ese altísimo coste. Hoy en día es un lujo casi inaccesible para el común de los mortales. Lo bueno, es que el futuro, tarde o temprano acaba llegando.
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