(Foto: Sotheby’s)
Un Mercedes-Benz W 196 R Stromlinienwagen de 1954 se ha convertido en el coche de carreras más caro del mundo. Los 51,155 millones de euros que han pagado por él en una subasta celebrada por Sotheby’s en Stuttgart así lo atestiguan. Y no es para menos, pues esta proeza de la tecnología automovilística conquistó el mundo de la F1 de la mano de pilotos tan importantes Fangio o Moss, llevando a Mercedes a lo más alto.
De hecho, esta ‘flecha plateada’, bajo el número de chasis 00009/54 pero con algunas modificaciones, pasó a la historia. El futuro cinco veces campeón de pilotos Juan Manuel Fangio lo condujo en su victoria en el Gran Premio de Buenos Aires de 1955.
También Stirling Moss consiguió la vuelta más rápida en el Gran Premio de Italia celebrado en Monza este mismo año, con una velocidad media de 215,7 kilómetros por hora.
Es más, gracias a este bólido, Fangio se adjudicó su segundo campeonato mundial de pilotos consecutivo. Moss acabó en segundo lugar, superando a Ferrari. Tras este logro, Mercedes-Benz decidió retirarse del mundo de la F1 durante décadas, para regresar como proveedor de motores en 1994 y, después, con su propio equipo en 2010.
Tras este periplo triunfal por las carreras, Mercedes-Benz donó el W 196 R al Museo del Indianapolis Motor Speedway (IMS) en 1965. Ahora se ha puesto a la venta por primera vez. La exclusividad de este coche lo hace incomparable pues es uno de los 14 chasis construidos. Se cree que es uno de los 10 ejemplares completos que sobrevivieron al final de la temporada de Fórmula Uno de 1955.
Además, éste es uno de los cuatro únicos equipados con la carrocería Streamliner al final de la temporada de F1 de 1955. Por todo ello, este Mercedes se convierte en el coche de carreras más caro jamás subastado en el mundo. Sin embargo, no supera a otro coche de la marca alemana que hasta ahora ha batido todos los récords y está lejos de ser alcanzado, pese a que precisamente es heredero directo de este W 196 R.
Se trata del Mercedes 300SLR Uhlenhaut Coupe de 1955, un coche del que solo existían dos unidades y por el que se pagaron 135 millones de euros en mayo de 2022, superando, así al Ferrari 250 GTO, que se vendió en otra subasta por algo más de 70 millones de euros en 2018.
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