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El acoso escolar es una realidad que afecta a muchos niños, dejando cicatrices psicológicas y vitales que se extienden hasta la edad adulta. Al margen de haber tenido (o no) alguna experiencia similar en su infancia, cuando los padres descubren que su hijo está siendo víctima de bullying, suelen entrar en shock, y no saben muy bien qué hacer.
Esto los lleva a tratar de resolver el problema sin la debida reflexión. Y aunque nadie pueda culparlos por su falta de experiencia ni por querer tomar cartas en el asunto cuanto antes, en los casos de acoso escolar, lo mejor es huir de la precipitación para abordarlo con estrategia.
Dentro de las posibles soluciones, una de las primeras cuestiones que se plantean los progenitores es si deberían cambiar a su hijo de colegio. Aunque esta pueda parecer la solución eficaz para alejar al niño del problema, los expertos advierten de que esta medida no siempre es la mejor opción.
El debate está servido: si mi hijo sufre acoso escolar, ¿debo cambiarlo de colegio? O, por el contrario, ¿es preferible luchar desde los recursos del centro educativo?
En la actualidad la mayoría de los centros cuentan con protocolos de actuación para abordar los casos de acoso. Estos procedimientos incluyen la identificación de la situación, la intervención con los implicados y el seguimiento del caso. Sin embargo, en la práctica, rara vez se toma una decisión drástica contra el agresor, lo que a menudo deja a la víctima desprotegida y con sensación de desamparo.
Por otra parte, no se suele contemplar tampoco la opción de echar a los acosadores ni en el primer episodio de acoso escolar detectado, ni en la primera denuncia. Lejos de eso, la mayoría de las veces, son los niños acosados quienes terminan abandonando el colegio, dejando atrás amistades, rutinas y un entorno conocido, mientras que los agresores continúan en el mismo sitio, perpetuando el problema. No obstante, dado que el entorno escolar es el principal escenario donde ocurre el acoso, también debería ser el lugar donde se erradique.
Detectado el acoso, ¿qué deben hacer las familias? ¿Se recomienda el cambio de colegio? ¿Dónde denunciar y recibir apoyo psico-social? Siendo esta una pregunta muy personal, muchos profesionales son de opinión contraria al cambio de centro, manifestándose, por el contrario, a favor de luchar contra la corriente actual por la que el centro escolar mantiene una pasividad que mantiene y alimenta el problema.
“Sólo recomendamos el cambio de colegio en aquellos casos en que la actitud de la escuela es manifiestamente contraria a aceptar y solucionar la situación, para evitar un sufrimiento añadido”, explica Javier Pérez, como presidente y portavoz de la asociación NACE (No al Acoso Escolar).
En este sentido, desde esta entidad de protección a la infancia recomiendan agotar primero todas las vías dentro del propio colegio: hablar con los docentes, la dirección y la asociación de padres. Tal y como explican, la presión de las familias es fundamental para que se activen medidas eficaces que protejan a la víctima y sancionen al agresor. “El cambio de centro creemos que debería ser, en todo caso, para el acosador“, sentencia Pérez.
Los padres juegan un papel clave en la lucha contra el acoso escolar. Es fundamental que observen cualquier cambio de comportamiento en sus hijos y que mantengan un diálogo abierto con ellos. Del mismo modo, deben exigir al colegio que actúe con firmeza y que garantice la seguridad del menor dentro de sus instalaciones. Uno de los recursos con los que cuentan son las AMPAS. Estas juegan también un papel importante a la hora de presionar a los centros para que establezca claramente el protocolo de actuación que debe seguirse en los casos de bullying.
Por su parte, la responsabilidad de los profesores también es crucial. Su actitud frente a los agresores debe ser clara y firme. Esto implica condenar cualquier tipo de maltrato y la aplicación de medidas correctivas inmediatas para generar un ambiente seguro en el aula.
En suma, la decisión de cambiar de colegio a un niño que sufre acoso escolar sólo debe tomarse una vez analizada en profundidad la situación desde todos sus frentes.
Si el colegio está dispuesto a actuar y ofrece garantías de protección, lo mejor es quedarse y luchar. Pero si la institución se muestra pasiva o minimiza el problema, la prioridad será salvaguardar el bienestar del menor, aunque esto implique el cambio de centro.
Para abordar el fenómeno del bullying en toda su complejidad, es importante comprender los cuatro factores principales que lo caracterizan:
Entender estos elementos es esencial para tomar una decisión informada y efectiva sobre el futuro escolar del niño acosado. Si lo necesitas, pide ayuda aquí: NACE – Asociación No al Acoso Escolar. Tl. 622 326 237. Email – info@noalacoso.org
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