Hemos visto cómo utilizamos el vino no solo en la copa, sino en la creación de recetas en la gastronomía. Salsas, postres, helados, gelatinas… Las posibilidades son infinitas. Desde hace ya mucho, el vino ha servido de complemento y de saborizante para innumerables recetas de la cocina internacional.
A este amplio cosmos se le unió la vinoterapia y sus propiedades para mejorar de forma sustancial la salud. No solo desde dentro, sino desde fuera y aplicado al órgano mas grande de nuestro cuerpo: la piel. Un maravilloso antioxidante que retrasa el envejecimiento, desintoxica la piel y mejora el sistema cardiovascular. Todo son ventajas.
Hoy en día, algunos pintores han cambiado el carboncillo, el óleo y las acuarelas por vino. No como algunos que pintaban gracias a este producto. En este caso el vino moja el pincel y no al pintor por dentro. Disfrutemos de esta Winelisa, originariamente pintada por Leonardo Da Vinci y versionada por Sanja Jankovic, artista originaria de Serbia y que hoy en día es conocida mundialmente por sus obras.
El artista plástico argentino Jorge Martorell utiliza el vino en sus diversas variedades para pintar: Malbec, chardonnay, cabernet sauvignon o garnacha entre muchas otras variedades. Juega con las formas, manchas y chorretones además de las tonalidades y con las oxidaciones del vino sobre el lienzo lo que amplía ostensiblemente la paleta de colores.
De la banca al estudio de pintura no hay tanta distancia. Al menos eso pensó José del Olmo al dedicarse a pintar sus “vinorelas”. La técnica “vinat” apuesta por el vino recién salido de la botella. El tiempo y la oxidación hacen el resto ya que una obra recién acabada difiere mucho de una obra al cabo de unos meses o años. Quizás sea una pintura un tanto efímera.
La Finca Lomas Blancas es una obra de Sebastián Manassero, que llegó desde Buenos Aires hasta La Rioja para dedicarse a sus dos grandes pasiones: el vino y la pintura. Es uno de los promotores del movimiento Wine Art y su colección Artistas de la Tierra.
Arte y enología se dan la mano en las master class que Rufina Santana, licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Barcelona, lleva a cabo uniendo la pintura y el vino. En estas clases, y tras una previa celebración de una cata de vinos, la artista habla a los asistentes sobre los más significativos de la cultura grecolatina, además de introducirles en el arte de pintar con vino aprovechando el sobrante de las copas. Se trata de una actividad en la que el vino se toca, se huele, se imagina, se pinta…
*Foto principal: Sanja Jankovic
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