(Foto: Taylor Swift Instagram)
La supuesta ceremonia privada en la que Taylor Swift y Travis Kelce planean casarse podría celebrarse en un sitio muy especial para la cantante. Eso es al menos lo que se desprende de las fuentes cercanas a la pareja que están filtrando a cuentagotas posibles detalles del evento. Porque tras una semana de hacerse público el compromiso, oficialmente poco más se sabe.
Por lo que parece, la pareja, eso sí, no querría una boda pomposa ni llena de celebridades. Más bien apuestan por una ceremonia sencilla a la que acudan sus familiares más cercanos, así como los amigos que más les han apoyado en estos últimos tiempos. Será una ceremonia numerosa, pero privada.
Aunque la pareja no tendría prisa alguna por celebrar su casamiento, se cree que la ceremonia podría realizarse a finales de la próxima primavera o principios del verano. Una vez concluida la temporada de la NFL, donde milita Travis Kelce y antes de una hipotética gira de conciertos de Taylor Swift, que publica nuevo álbum el próximo mes.
Y entre los numerosos lugares que podrían albergar la boda entre Taylor Swift y Travis Kelce hay uno que gana enteros a medida que pasan los días. Se trata de la casa que la cantante posee en Rhode Island.
Una residencia que significa mucho para Swift y donde la pareja no tendría problema alguno para celebrar el evento. Incluso han recibido ya el beneplácito del gobernador Dan McKee. “Rhode Island tiene algunos de los mejores lugares para bodas del mundo, solo digo”, dijo hace unos días en sus redes sociales.
Taylor Swift posee al menos ocho propiedades distribuidas en cuatro estados de Estados Unidos. Tiene casas en Nueva York, California, Tennessee y en la citada Rhode Island. En esta última se ubica una mansión de algo más de mil metros cuadrados, valorada en unos 18 millones de dólares, que acabó comprando en 2013.
Está ubicada frente al mar, posee 200 metros de playa privada y está a tiro de piedra del lujoso resort Ocean House, a diez minutos andando del faro de Watch Hill. Como reveló la cantante hace unos años a la revista Rolling Stone, la azarosa vida de Betty Harkness, propietaria de la citada residencia el siglo pasado, acabó inspirando su canción The Last Great American Dynasty.
Betty se casó cuatro veces y heredó la inmensa fortuna de uno de sus maridos. Concretamente del que que fuera hijo del fundador de Standard Oil, la petrolera estadounidense fundada en 1870. Tuvo tres hijos y en la década de los 60 su nombre se hizo muy popular entre la alta sociedad neoyorquina. Compositora, escultora, mecenas y filántropa, fundó el Ballet Harkness.
Tras una vida repleta de lujos y opulencia, cuentan que su mala cabeza acabó con buena parte de sus ahorros. Falleció el 17 junio de 1982 a los 67 años. Sus cenizas descansasen en el mausoleo familiar, en el interior de una urna diseñada por Salvador Dalí, valorada en un cuarto de millón de euros.
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