La falsificación de productos cosméticos y de alta perfumería siempre han estado entre los más falsificados y los que se incautan con mayor frecuencia. Son tan rentables o más para los cacos como los relojes, el calzado deportivo, las prendas de vestir o los productos electrónicos. Con la llegada del verano además proliferan las falsificaciones de protectores solares al tratarse de un mercado que no deja de crecer.
El consumo de fotoprotectores aumentó un 20 % el año pasado según cifras aportadas por el propio sector. Este incremento se debe, en gran medida, al aumento de la concienciación social respecto a la necesidad de protegerse de las radiaciones solares. Ponerse protector mantiene la salud de nuestra piel en perfecto estado y reduce la incidencia y mortalidad de sus afecciones más graves, como el melanoma.
Hasta aquí todo correcto. Salvo que el plan se nos puede ir al traste porque es posible que nuestra crema solar sea un producto falsificado. Por eso es muy importante asegurarse de que el producto empleado cumple con los requisitos recomendados y que no se trata de una falsificación. La forma más sencilla de averiguarlo es ver su etiquetado.
En la Unión Europea los fotoprotectores deben cumplir con una serie de garantías sanitarias, pero no están sometidos a un procedimiento de autorización previa por parte de las autoridades para su introducción en el mercado. Por lo tanto, la empresa debe ser responsable del producto. Debe asegurarse que es seguro, eficaz y que cumple con todos los requisitos exigidos. Esto las convierten en la parte más interesada en protegerse frente a estas nuevas falsificaciones.
Ante esta situación, SICPA lleva desde hace años implementando soluciones de seguridad antifraude para los productos de cosmética y sus embalajes. Sistemas de etiquetado que protegen tanto a las marcas como a los consumidores. Además, la multinacional suiza experta en seguridad material y digital dispone de herramientas para combatir los tres problemas a los que se enfrenta esta industria: falsificación, alteración y fisuras en la cadena de suministro.
Esas soluciones van desde la autentificación visible a la invisible, de la seguridad material a la digital o la serialización del producto para determinar su origen o procedencia. SICPA dispone de etiquetas de seguridad equipadas con medidas de seguridad visibles (SICPAOASIS®, Intaglio – SICPAOASIS® y QUAZAR®), invisibles (SICPAGUARD®), un código QR dinámico y seguro (REVEO®, accesible desde el móvil) o tinta raspable. Muchas cremas solares ya los incorporan. Por regla general el consumidor debe dudar si observa un precio anormal en el producto o si el etiquetado presenta anomalías.
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