(Foto: Gtres)
Kering prosigue con la reorganización de sus inversiones inmobiliarias. El grupo francés dirigido por François Pinault habría avanzado en las negociaciones que mantiene abiertas con inversores extranjeros interesados en sus inmuebles. Un plan que se ha acelerado en los últimos meses y con el que se habría abierto la puerta a grupos árabes interesados en comprar algunos de sus edificios más emblemáticos.
Hace un año, Kering se encontraba en una posición bien distinta y apostaba precisamente por la compra directa de activos. Así cerró la adquisición por ejemplo de un histórico edifico en el número 8 de la Via Monte Napoleone de Milán.
Una propiedad adquirida por 1.300 millones de euros a una filial de Blackstone Property Partners Europe. Cinco plantas en un edificio del siglo XVIII, con un total de 11.800 metros cuadrados, 5.000 de ellos de superficie comercial y ubicados en la esquina más destacada del llamado Quadrilatero della Moda de la ciudad.
Está considerada como la segunda calle comercial más cara del mundo, solo por detrás de la Quinta Avenida de Nueva York. En su momento se convirtió en la mayor compra de este tipo en Europa desde marzo de 2022.
Meses antes, el objetivo había sido la compra en la Quinta Avenida de Nueva York de un inmueble de más de 10.700 metros cuadrados por 885 millones de euros y otras adquisiciones relevantes en la avenida Montaigne o en la rue de Castiglione de París.
Con el paso de los meses y la llegada de 2025, el plan de Kering con su patrimonio inmobiliario parece ser bien diferente. Un plan que sigue lo anunciado por la directora financiera de Kering, Armelle Poulou, el pasado octubre. Su principal objetivo, dijo, era reducir la deuda neta del grupo en unos 11.000 millones de euros. Si para ello tenían que renegociar sus activos inmobiliarios, lo harían.
Así las cosas, Kering habría alcanzado un acuerdo para negociar la venta de una participación en el citado edifico de Milán a Qatar Investment Authority (QIA) por unos 1.300 millones de euros. En sus locales comerciales se encuentran una tienda de Saint Laurent, propiedad de Kering, otra de Prada y el Café Cova, propiedad de LVMH.
Esta desinversión inmobiliaria en Milán prosigue a la realizada por Kering hace semanas, cuando completó una transacción similar con el gestor francés de patrimonio Ardian. Se creó una empresa conjunta, de la que Kering mantendría un 40 %, aportando tres activos inmobiliarios en París. Le generó al grupo de François Pinault unos ingresos de 837 millones de euros. Kering cerró 2024 con una deuda neta de 10.500 millones de euros.
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