Sentirte super VIP volando en Business a Hong Kong

Viajar a Asia es más cómodo que nunca con Cathay Pacific, una de las aerolíneas más premium del mundo

Dani González. 07/08/2025
Foto: Cathay Pacific

Creo que estaremos en el mismo club. Te montas en un avión y, tras el encantador saludo de la tripulación, avanzas por el pasillo buscando tu asiento y un hueco para dejar la maleta. Atrás has dejado, mirando con recelo, los butacones de clase business que tienen pinta de hacerte sentir como en el sofá de casa. Todos hemos soñado alguna vez con volar en ellos. Y yo, pues bueno… he cumplido un sueño.

 Lo he cumplido con puro interés periodístico – guiño, guiño, codazo, codazo-. Cuando Cathay Pacific, la tercera mejor aerolínea del mundo, me propuso viajar hasta Hong Kong en Business para probar esta experiencia, simplemente no pude decir que no. ¿Qué aficionado de la aviación no lo habría hecho?

Volar en Business con Cathay Pacific

 Queden estas líneas como un relato detallado de lo que significa volar en Business con Cathay Pacific. Una experiencia que lleva al siguiente nivel el placer de volar. La conclusión es clara: repetiría una y otra vez.

Permitidme decir que nadie está mentalmente preparado para pasar más de la mitad de un día a bordo de un avión. Es decir, lo hacemos, pero solo de pensarlo nos entran escalofríos. A mí por lo menos. Y fíjate que me encantan los aviones.

 Volar a Hong Kong desde España son, ni más ni menos, 14 horas en el aire. El pájaro elegido es el modernísimo A350, un avión moderno, eficiente y silencioso dividido en 3 zonas: Business, Turista Premium y Turista (de las que os hablaré más adelante).

Cathay Pacific vuelo
Foto: Dani González

El vuelo que nos ocupa hoy es una ruta cada vez más común para aquellos turistas enamorados de China, Japón, Tailandia, Indonesia o Australia. Cathay Pacific ha convertido Hong Kong en una especie de centro neurálgico desde el que conectar casi con cualquier destino asiático. Un vuelo directo desde Madrid o Barcelona conectan esta antigua colonia británica con occidente.

Un asiento en Business no solo cuenta con un comodísimo butacón, sino también con más espacio personal privado, huecos para guardar pertenencias, varias ventanas y una gigante pantalla de entretenimiento de 18 pulgadas.

Del recibimiento tienen la culpa una sonrisa de la tripulación que nos recoge la chaqueta, una copa de cava y un neceser, almohada, manta y zapatillas de andar por casa. Porque sí, esto es como estar en casa.

14 horas que pasan volando. Literalmente.

Cathay Pacific vuelo
Foto: Cathay Pacific

Dicen que en un vuelo tan largo es importante gestionarse los tiempos. Es decir, planificar cuándo trabajar, cuándo dormir y cuándo comer es fundamental para evitar el efecto del temido jet lag. Yo, fiel a mi caos personal, no planifiqué nada y me dejé llevar.  

Exploré todos los rincones del avión, los baños privados de la clase Business y charlé con la tripulación, que era extremadamente agradable. A veces me pone un poco nervioso que sean tan serviciales, quizá porque no estoy acostumbrado. Pero aprecio el concepto: hospitalidad asiática, discreta, elegante y proactiva.

Cathay Pacific vuelo
Foto: Dani González

De vuelta en mi asiento aproveché para ver algo en mi pantalla. Hay un poco de todo para elegir, desde pelis a cine asiático, pasando por series de Disney+ y otros tantos. Luego saqué el portátil y avancé algunos de estos artículos, aprovechando que el avión tiene WiFi gratis para los pasajeros Business y sorprendentemente funcionaba bastante bien.

Cené, envié algún WhatsApp, subí unas fotos a Instagram… puse el asiento en formato cama, acoplé la manta y me quedé dormido. Cuando quise darme cuenta casi habíamos llegado.

¿Comida de avión? Mejor que en un Estrella Michelin

Cathay Pacific vuelo
Foto: Dani González

 Volvamos atrás. He dicho que cené, pero faltan muchos detallas ahí. Cuando uno pasa 14 horas en un avión el estómago no perdona. Aunque a lo largo de todo el vuelo se pueden pedir bebidas y aperitivos, intenté reservarme.

La gente de Cathay Pacific ya me había adelantado que se han aliado con restaurantes Estrella Michelin de Hong Kong para crear una carta con propuestas de la alta cocina cantonesa y francesa.

Tras ponerme cómodo en mi asiento eché un vistazo al menú y elegí mis opciones para cenar y desayunar, los dos servicios que habría en este vuelo. Tenía bastantes dudas así que pedí ayuda a la tripulación que me indicó algunas recomendaciones que desde luego fueron acertadas.

Para cenar pedí un pollo en salsa y una ensalada, además de una tarta de chocolate. Un riquísimo açai con frutos rojos fue lo primero que vi cuando la tripulación me despertó por la mañana para desayunar.

Pese a la mala fama que tiene la comida de avión en el ideario popular, nada más lejos de la realidad. Ya no solo por la atención de la tripulación, sino porque uno no espera comer en platos de cerámica y cubiertos metálicos en un avión, con su bebida favorita y unos platos sabrosos y bien cocinados. Como estar en un restaurante, vaya.

Estómago lleno. Volando. Dani feliz. A dormir.

Volar en Business va más allá del avión…

Siempre había leído que volar en Business era una experiencia que iba más allá de las horas de avión. Y no lo creía hasta que lo he probado. Soy de esos que llega al aeropuerto siempre pillado de hora y corre por los pasillos para llegar a la temida “última llamada”. Pero venga, el deber periodístico me lo pedía a gritos: había que acercarse antes para probar todas las comodidades de esta experiencia.

Tener filas exclusivas para facturar o pasar el control de seguridad hacen que llegar al avión sea una anécdota. En Hong Kong está todo tan automatizado que hasta pasar la frontera es sencillísimo. En menos de 20 minutos desde que había bajado del taxi ya estaba disfrutando de la Sala VIP.

La Sala VIP es algo infravalorado. Mientras nos hemos acostumbrado a estar “tirados” en el aeropuerto, darle valor al tiempo es un pilar fundamental de esta forma de viajar. Tras sus puertas no solo hay comida y bebida, también espacios para relajarse o trabajar hasta la salida del vuelo. Su diseño es tan acogedor que a uno se le olvida que está en un aeropuerto tan ajetreado como el de Hong Kong.

Había pasado el día visitando la ciudad y aún quedaban muchas horas por delante, así que me di una ducha y me puse la ropa más cómoda que llevaba en la maleta. Quedaba media hora para que mi vuelo saliese. Caminé hasta la puerta y me salté la fila con el embarque prioritario. Viajar en Business es como tener una carta blanca para todo.

Incluso en Turista, Cathay Pacific merece la pena

Cathay Pacific vuelo
Foto: Dani González

Para mi desgracia, solo uno de los vuelos con Cathay Pacific pudo ser en Business. Pero eso me dio opción de probar la clase Turista de Cathay Pacific, que tiene super buenas valoraciones. Sí, es un contraste, pero ostentan el premio a la Mejor Aerolínea del Mundo en clase Turista. Había que probarlo. Para que veáis que uno se sacrifica por el periodismo.

Viajar en Turista es indudablemente menos lujoso y personalizado. No hay tantísimo espacio personal y el asiento no se hace cama, así que dormir implica ser capaz de alcanzar una postura cómoda. Pero más allá de ese par de cosas, las pantallas de entretenimiento están genial surtidas y la comida está rica.

En general un asiento en Turista cumple en comodidad y servicio a bordo. Y si eres una persona con suerte como yo, lo mismo también conoces al amor de tu vida al proponerle una carrera al Mario Kart de la Switch.

Para quienes buscan un punto intermedio, la clase Turista Premium cada vez en una opción más cotizada. No solo porque disfruta de algunas ventajas del Business, como el embarque prioritario, sino porque los asientos son más grandes, cuentan con más espacio e incluyen reposapiernas. Una forma de volar más cómodo sin dejarse un riñón en los billetes.

Volar en Business con Cathay Pacific volverá a pasar…

Cathay Pacific vuelo
Foto: Cathay Pacific

 Antes de lo esperado, mi avión estaba tocando tierra firme. 14 horas después. Al principio me dio un poco de apuro pensar que me había pasado gran parte de esta experiencia durmiendo, aunque rápido entendí que esa era la magia de volar en Business. La de valorar tu tiempo.

Llegué a Madrid poco después de las nueve de la mañana, habiendo descansado y desayunado. Listo para la acción. La tripulación me devolvió mi chaqueta y se despidió efusivamente.

Lo de volar en Business volverá a pasar, lo tengo claro. Volvería a hacerlo con Cathay Pacific sin mirar atrás. Es un placer que creo que puedo darme cuando decida viajar al otro lado del mundo y que tú también deberías probar alguna vez en vez de pasar de largo al embarcar. Merece la pena sentirse super VIP en el aire, al menos por unas horas.

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