The Residence Maldives, mucho más que un resort de lujo en pleno Índico

El paraíso existe. Vaya si existe. Y uno de ellos está en Maldivas.

Eva Miquel Subías. 08/08/2025
Foto: The Residence Maldives

El largo viaje compensa con creces nada más aproximarse a bordo de una de las lanchas del hotel a escasos minutos de abandonar el diminuto aeropuerto de Kooddoo, tras un vuelo doméstico de una hora desde Malé, la capital. Este es el recorrido que debes emprender si quieres llegar al atolón más grande y más profundo de Maldivas y uno de los más importantes del mundo. Pero merece la pena.

De hecho, se trata de un destino que, atendiendo a las estadísticas, quien allí va suele repetir en un 80 % de las veces. Con lo que hay que tenerlo bien presente para darse un capricho aunque sea solo una vez en la vida.

Llegar al paraíso

The residence maldives
Vista aérea de una de las islas de Maldivas. Foto: The Residence Maldives

The Residence Maldives, del grupo Cenizaro, está ubicado en una isla prístina en el atolón Gaafu Alifu, a tan sólo 20 kilómetros al norte del ecuador. Las dos islas que conforman este resort de lujo tranquilo son un auténtico refugio proyectado en sintonía y cuidado con el entorno natural.

Nada más llegar al muelle del complejo hotelero comprendes de inmediato por qué Maldivas se ha ganado la fama de verdadero edén. Y es que las aguas turquesas fundidas con una arena blanca repleta de cocoteros, palmeras y flora y fauna de lo más diversa, es lo que van a ver tus ojos las 24 horas del día.

Cuando un vehículo eléctrico te recoge para acompañarte a una de las villas privadas mientras vas recorriendo caminos de tierra bajo la sombra de miles de cocoteros, sabes, de antemano, que la estancia va a superar cualquier expectativa.

The Residence Maldives

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El puente se puede recorrer en buggy, bicicleta o a pie. Foto: The Residence Maldives

The Residence Maldives está ubicado en dos islas con una propiedad en cada una. Desde ellas te puedes mover de una a otra en bicicleta o en buggy recorriendo los cinco kilómetros que hay de punta a punta. Estas se unen por un puente de madera de un kilómetro bañado a ambos lados por las aguas cristalinas y tranquilas del Índico. Esas en las que se pueden ver a los pequeños tiburones, barracudas, mantas rayas y tortugas moviéndose tranquilamente en su hábitat.

Una verdadera joya entre cadenas de atolones de coral, lagunas y arenas finas blancas, con una rica y vasta vida marina alrededor de arrecifes de coral vírgenes.

Lujo y actividades

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Villas del resort. Foto: The Residence Maldives

Aquí solo hay villas -a partir de 130 metros- diseminadas a lo largo de las dos propiedades. Están diseñadas bajo una inspiración colonial sin estridencias con todo tipo de servicios y actividades a disposición del huésped.

Primero se proyectó The Residence Falhumaafushi y posteriormente se amplió en la otra isla The Residence Dhigurá. La ventaja es que puedes disfrutar de todos los servicios a ambos lados. De las propuestas gastronómicas de ambas islas, así como de las innumerables actividades acuáticas, la relajación en el Spa Clarins -único en todo Maldivas–  o las clases diarias de yoga al amanecer o al atardecer.

Pasear por el jardín botánico con el huerto integrado con sus árboles de curry o cañas de azúcar es todo un espectáculo visual. Como la preparación de sus propios tés, elaborados con hojas de hibiscus y que son una verdadera delicia.

Cómo ocupar el día en Maldivas

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Aquayoga sobre las aguas cristalinas del atolón. Foto: The Residence Maldives

Tras acomodarse en la villa y disfrutar de tu propia piscina con acceso privado a un mar tranquilo e infinito, con unas aguas que completan toda la gama de colores verdes y azules, hay innumerables opciones para ocupar el día. Porque algunos viajeros se preguntarán “qué hacer allí”, además de relajarse.

Cuando te despiertas, es difícil resistirse a darse un baño matutino antes de coger la bicicleta que tienes a tu disposición en tu villa para ir a desayunar. Después puedes dar un paseo por todos los recovecos de estas dos islas, donde diversas playas solitarias vírgenes parecen diseñadas solo para tu disfrute visual.

También puedes pasear por caminos verdes y frondosos donde se encuentra el Earth Básquet, una zona de huertos sostenibles donde se cultivan frutas y verduras locales. Tras reposar un rato en alguna de sus piscinas infinitas o en alguna de las playas que las rodean, una buena opción es hacer snorkeling, para el que se tiene a disposición un equipo de manera permanente. Se puede hacer una primera ruta guiada, para ver tortugas y diferenciar la enorme diversidad de peces. O volver a disfrutarla después en el momento que más  apetezca.

Comer en The Residence Maldives

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Uno de los restaurantes del hotel. Foto: The Residence Maldives

El almuerzo en el Beach club de The Residence Maldives está muy cuidado y el servicio es inmejorable. Y tras un descanso en la villa, una opción es la de navegar en la clásica y tradicional embarcación de madera, Dhuni, para ir a avistar los delfines al atardecer. Huelga decir que las puestas de sol desde cualquier rincón de las dos islas es de las más imponentes que se pueden contemplar.

Llega el momento de prepararse tranquilamente para ir a cenar a alguno de los restaurantes que tienen a disposición, con propuestas francesas, italianas, cantonesas y mediterráneas. La cena en Falhuma -restaurante francés- ubicado en un embarcadero iluminado al que se acercan las barracudas, conviene reservarla para una noche especial. Justo antes de escuchar música bajo un cielo repleto de estrellas con sus maestros cocteleros.

Un paraíso para amantes del buceo

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Un destino estupendo para buceadores. Foto: The Residence Maldives

Pero los amantes del buceo deben prestar especial atención. Ya que al tratarse del atolón más profundo y alejado, los fondos son mucho más ricos. De hecho hacen las delicias de los mismos con unos arrecifes de coral que limitan los metros de profundidad de una manera vertiginosa.

La opción del snorkeling, la más popular, la puedes contemplar saliendo de tu propia villa o desde el Water Centre -con un PADI cinco estrellas-. Allí también tienes a tu disposición, kayak, pádel surf, motos de agua, o la posibilidad de alquilar un catamarán por tu cuenta o con patrón para perderte por esas aguas en solitario.

Otra propuesta interesante es la de salir a pescar con los guías del hotel locales. Los huéspedes pasan un día entero a bordo de una embarcación aprendiendo las técnicas de pesca de la zona. Luego pueden degustar posteriormente uno de sus pescados más populares, como el House Riff. Un pez que suele estar alrededor de los arrecifes de carne muy sabrosa y textura más contundente.

¿Apto para familias?

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Muchas actividades son aptas para familias. Foto: The Residence Maldives

Si bien la primera construcción se hizo pensando en un público más adulto y en parejas de viaje de novios, ha ido evolucionando todo hacia todo tipo de huéspedes.

Y es que la segunda propiedad se diseñó incorporando opciones para un ambiente más familiar con actividades dirigidas para lo más pequeños. Como las rutas de búsqueda de tesoros o deportes adaptados a ellos, aunque muchas actividades son compartidas.

Como las clases de cocina local con los productos autóctonos que allí se cultivan. Todo ello con máximo cuidado por el medio ambiente. De hecho, la energía fotovoltaica es protagonista y disponen de agua filtrada para el consumo.

¿Cuándo ir a The Residence Maldives?

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Detalle de una de las casitas del complejo. Foto: The Residence Maldives

Cualquier época del año es buena para perderse en The Residence Maldivas. Aunque en verano da comienzo el monzón y por ende la probabilidad de lluvias aumenta. Sin embargo, la temperatura sigue siendo excelente -con un promedio de 25 y 30 grados- y sigue siendo recomendable el viaje hasta allí.

Todas las estaciones son óptimas para que el cuerpo y la mente hagan un parón y regresar a casa con la sensación de haber vivido una experiencia única e inolvidable. Suena a tópico, pero créanme, es una realidad. 

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