Foto: Evok Collection
La Gran Vía madrileña suma desde ya un nuevo hotel de lujo. Se trata de Brach Madrid, el segundo destino de Evok Collection fuera de Francia tras la apertura del hotel de Venezia a principios de este año.
Diseñado por Philippe Starck, “el complejo encapsula la energía y el alma de la capital”, según sus creadores. Lo hace a través de diferentes espacios que invitan concebidos para sentirse como en casa. Desde sus 57 habitaciones -incluidas 4 suites-, su restaurante, su bar, su pastelería y un exclusivo spa de 400 m².
Brach Madrid se ubica en un edificio histórico, de siete plantas de altura, construido entre 1919 y 1922 por el arquitecto Jerónimo Pedro Mathet Rodríguez. Con una elegante fachada blanca, el hotel se erige en la ecléctica Gran Vía presumiendo de esencia francesa y sacando pecho de historia y herencia cultural española.
El solar donde hoy se levanta Brach Madrid fue antaño el Palacio de Masserano, donde vivió Victor Hugo de niño. Un histórico edificio que ha sido también el hogar de varios inquilinos ilustres, entre ellos la familia Alfonso, una famosa dinastía de fotoperiodistas cuyos estudios estuvieron ubicados allí entre 1939 y 1990.
Dicen desde Evok que entrar en Brach Madrid es como entrar en una casa particular. El motivo es la mezcla de objetos con gran valor sentimental con otras de incalculable valor histórico. Como la gran escalera de hierro forjado que aporta un marcado carácter al espacio y combina a la perfección con la decoración atemporal de Philippe Starck.
Éste, inspirado en una visión de 1920 y 1930, ha creado espacios únicos y poéticos, inexistentes en el mundo del hospitality hasta el momento. “Cada detalle, cada material es significativo y el conjunto construye una narración en torno a la feliz nostalgia de un hombre que ha conocido la belleza y el amor perdido, y que sueña con ellos desde entonces”, explican desde el hotel.
Con todo, el hotel se muestra al huésped como un lugar cálido y acogedor que invita a una vuelta al pasado. Por ejemplo a través de su restaurante, que rinde homenaje a los grandes cafés madrileños de los años 20 y cuya carta -creada por Adam Bentalha– entrelaza los sabores mediterráneos con los de Medio Oriente.
O entre las paredes de su exclusivo cocktail bar, decorado al estilo de los cafés patrios y con una atmósfera sofisticada y acogedora.
Dos espacios que se completan con una pequeña pastelería de inspiración vintage donde disfrutar del brunch o de un café con delicias de repostería francesa como tartas de limón y merengue, Paris-Brest, éclairs y flanes cremosos, entre otras.
Por último, Brach Madrid cuenta entre sus muros con otro espacio de gran atractivo para el visitante. Su spa de 400 metros cuadrados llamado La Capsule, embellecido con oro, que ofrece una mezcla de tecnologías avanzadas y prácticas tradicionales.
Una piscina de 20 metros de largo, sesiones de movimiento consciente, entrenamiento físico, cámara de oxígeno hiperbárico o baño de hielo guiado son algunas de sus bondades.
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