Foto: Chanel
Chanel comenzó a fabricar relojes en 1987, cuando lanzó su primer modelo: el Première. Se trataba de un reloj femenino con una caja octogonal inspirada en el diseño del tapón del icónico perfume N°5 y en la geometría de la Place Vendôme de París.
Una decisión que marcó la entrada oficial de la maison en el mundo de la relojería de lujo. Un territorio inexplorado hasta entonces para ellos y dominado por las tradicionales casas suizas.
Sin embargo, la relojería no resultaba ajena a los principios de elegancia femenina que siempre defendió Coco Chanel. Los relojes, como los perfumes o el resto de complementos, eran coherentes con su visión de estilo de vida.
En contra de lo que hicieron otras marcas del sector, Chanel apostó desde el principio por el desarrollo interno de sus relojes. Así que creó su propia manufactura en La Chaux-de-Fonds, en Suiza. Con el tiempo ha comprado participaciones en otras prestigiosas casas, como el fabricante de movimientos Kenissi o el vanguardista F.P. Journe.
Los relojes de Chanel fusionan la precisión técnica con la expresión artística y de esta unión nacen a veces obras más audaces y sublimes. Como el Astroclock Diamants. Se trata de una extraordinaria creación que no es simplemente un reloj.
Se define como una escultura joya y una oda al tiempo. Y por qué no decirlo, un homenaje al espíritu indomable de Coco Chanel, personificado en la majestuosa figura del león que incorpora en su base.
Diseñado por el Estudio de Creación Relojera de Chanel, bajo la dirección de Arnaud Chastaingt, el Astroclock Diamants forma parte de la colección Le Lion de Mademoiselle, en la que la emblemática figura del león, símbolo de poder, valentía y el signo zodiacal de Gabrielle Chanel, cobra una nueva dimensión.
Esculpido en oro blanco de 18 quilates y engastado con 5.037 diamantes de talla brillante, este león descansa con autoridad sobre una esfera de obsidiana negra, convirtiéndose en el eterno guardián del tiempo.
Más que una pieza decorativa, el Astroclock Diamants es una proeza mecánica y estética. Dentro de su caja de cristal transparente, un mecanismo de cuerda manual con una reserva de marcha de ocho días da vida a un sistema celestial que transforma la lectura del tiempo en una experiencia poética.
Las horas son indicadas por una aguja en forma de cometa, también de oro blanco y adornada con 11 diamantes, que recorre un disco giratorio que evoca la rotación de los cuerpos celestes.
Los minutos se marcan a través de una constelación en forma de león, engastada con otros nueve diamantes. Una pequeña esfera de oro blanco, pavé de 66 diamantes, gira de manera continua representando el fluir constante del tiempo.
La técnica de engaste en forma de nieve aplicada para los diamantes requiere una destreza extrema, permitiendo que cada piedra se ubique sin patrón repetido, logrando un efecto visual orgánico y vibrante.
El Astroclock Diamants de Chanel no tiene un precio público fijo. Se trata de una pieza exclusiva de edición extremadamente limitada a solo 5 unidades y creada bajo petición. No obstante, según varias fuentes especializadas, su precio rondaría los 330.000 euros.
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