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La diarrea aguda es una enfermedad muy frecuente en la infancia y junto a las infecciones respiratorias, los motivos más frecuentes de consulta. Un niño normal menor de 3 años puede tener de 1 a 3 episodios anuales sin que tenga ningún problema añadido. En países subdesarrollados aún sigue siendo una causa importante de mortalidad. En realidad, la diarrea consiste en el aumento en el número y/ó la disminución de la consistencia de las deposiciones. Por qué se produce Generalmente se produce a consecuencia de un proceso infeccioso (virus, bacterias ó parásitos) si bien tambien se puede producir en el contexto de intolerancias, intoxicaciones, etc… La diarrea puede acompañarse de otros síntomas como dolor abdominal, fiebre ó vómitos. Su principal complicación es la deshidratación, más frecuente cuando el cuadro se acompaña de vómitos ó en niños muy pequeños. Habitualmente dura entre 5-7 días y de hecho sólo si se prolonga más allá de dos semanas comenzamos a hablar de diarrea crónica. Cómo tratar la diarrea El tratamiento va dirigido a evitar las complicaciones, ya que no existe tratamiento específico en la mayoría de los casos. La mayoría de las gastroenteritis son virales y no precisan por tanto, tratamiento antibiótico. En la diarrea se debe mantener la alimentación normal, a pesar de las deposiciones. En el caso de los pequeños, se seguirá con la lactancia materna a demanda ó en su defecto la lactancia artificial normal, no aconsejandose la dilución de la fórmula. Sin embargo para los más mayores se mantendrá una alimentación normal sin forzar, evitando únicamente los alimentos con alto contenido en azúcar (zumos) ó excesivamente grasos. Salvo indicación específica no se recomienda una dieta baja en lactosa. Se deberá aumentar en la medida de lo posible la ingesta de líquidos (agua) de manera libre y tras las deposiciones abundantes se ofrecerán soluciones de rehidratación oral bajas en sodio (hiposódicas) preparadas específicamente como productos farmaceuticos para niños con objeto de reponer los electrolitos ( sodio, potasio, cloro…) que se pierden por las heces y que con el agua no se reponen adecuadamente. Las soluciones caseras (limonada alcalina) ó bebidas isotónicas no se recomiendan en la infancia. ¿Diarrea con vómitos? Los vómitos acompañantes en muchas ocasiones son lo que más nos puede limitar el tratamiento y es por ello que en esos casos para controlarlos daremos pequeñas tomas de manera frecuente. Puede aparecer fiebre y en esos casos se tratará con paracetamol, para mejorar el estado general del niño, a las dosis recomendadas. La utilización de probióticos (suplementos alimentarios microbianos) en sus correctas dosis y subtipos determinados, pueden tener cierta utilidad. Existe una vacuna frente al rotavirus (agente causal de un alto porcentaje de las gastroenteritis del niño pequeño) que es segura y eficaz en la prevención de la diarrea grave por este agente y evita hospitalizaciones por esta enfermedad. Si los vómitos son persistentes ó con sangre, la fiebre es excesivamente alta (40º), las deposiciones son muy abundantes ó con sangre, el niño es muy pequeño, está decaido ó con afectación del estado general ó presenta signos de deshidratación (sed intensa, orina escasa, ojos ó fontanela hundidos, lengua y mucosas secas ó intensa sensación de sed), se debe acudir inmediatamente al pediatra.

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