Foto Unsplash @elevatebeer
La cerveza artesana en España vivió un llamativo boom hace una década. Su producción entre 2015 y 2019, según datos de la AECAI, creció casi un 80% durante ese periodo, llegando a los 22,4 millones de litros. Sin embargo, la pandemia, un crecimiento muy rápido y quizás unas expectativas demasiado osadas hicieron que muchas de las más de 500 cervecerías que llegaron a abrir, desaparecieran. Otras se han hecho un hueco en un sector ahora estable y de nicho que da muchas alegrías a los amantes de esta bebida. Una de ellas es La Vasconia, cuya cerveza artesana hecha en Navarra es una de las más consumidas en San Fermín.
La cervecera nació en 2014 en Dicastillo, un pequeño pueblo navarro situado a 60 km de Pamplona. Lo hizo aprovechando el despegue de la cerveza artesana en nuestro país pero con unos objetivos comerciales muy cabales que hoy avalan su supervivencia. Los mismos que la mantienen alejada de las grandes superficies -con una salvedad- y acordes a la particularidad de lo que ofrecen.
“En La Vasconia hacemos un producto exclusivo, artesano y de calidad que no tiene nada que ver con las cervezas industriales. Son cervezas artesanas de kilómetro cero y con adn local, que vendemos en lugares escogidos de nuestra zona de influencia”, explica Peio Hermoso, elaborador de cerveza en La Vasconia.
Se refiere a pequeños bares de la comarca de Tierra Estella de pueblos como Allo, Arróniz, Lodosa o Igúzquiza, así como a una vinoteca propia en Estella (El reino de Baco) y tiendas gourmet especializadas “donde el cliente no busca la oferta, sino la exclusividad”. A estos se suma su única presencia en una gran superficie, también elegida. Se trata de E.Leclerc de Pamplona, cuya sección de cervezas artesanas les da sobre todo visibilidad.
En total, estos puntos de venta suponen para La Vasconia un 50% de sus ventas. El otro 50%, unos 80.000 litros anuales, se venden en su buque insignia. Un bar estratégicamente ubicado en la capital navarra que tiene un tirón especial en San Fermín.
Se trata de la Cervecería Txirrintxa, situada en la esquina entre la famosísima calle Estafeta y la que conduce al frontón Labrit. Un lugar de paso perfecto a la entrada del Casco Viejo, dentro del recorrido del encierro y a dos pasos de los partidos de pelota y la Plaza de Toros.
Precisamente por esta estratégica ubicación, Txirrintxa es según Hermoso “uno de los cinco bares que más cerveza vende de todo Pamplona”. Un bastión sin duda para La Vasconia, que además de darle una carga de trabajo estable durante todo el año actúa también como el Tap Room de su fábrica.
Es decir, que además de su principal punto de venta es un banco de pruebas que les permite investigar con clientes reales qué tipo de cerveza gusta o se vende más, y así afinar su producción.
La fábrica de La Vasconia, cumpliendo con la proporción que sitúa a 9 de cada 10 fábricas de cerveza artesana en entornos rurales (según la ECAI), está rodeada de viñas, olivares y plantaciones de cereal. Es un edificio de madera muy acogedor adonde acuden desde hace años clientes de todos los perfiles.
Desde turistas de la zona a grupos de amigos que buscan un añadido al plan de quedar para comer, todos descubren con sorpresa la historia de un producto al que nunca habían prestado atención.
“La gente que viene a las visitas guiadas queda contenta y sorprendida de lo que hacemos en La Vasconia. Esto da valor a nuestro trabajo y sirve para explicar a los clientes por qué nuestras cervezas son más caras y sobre todo distintas de las industriales. Casi todo el mundo ha visitado una bodega en alguna ocasión y conoce el proceso de elaboración del vino, pero pocos saben el trabajo que conlleva hacer cerveza artesana”, comenta Peio Hermoso.
Con todo, en La Vasconia elaboran cuatro tipos de cerveza fijos: Lager Pilsen (rubia), Dunkel (tostada), IPA (con más lúpulo) y Weissbier (de trigo). Además, lanzan una novedad al año que va desde la ecológica a una session IPA con menos graduación, una Pale Ale o una Marcen Dunkel.
Todas se elaboran de forma 100% artesana, como se hacía hace 50 años, con agua, malta, lúpulo y levadura provenientes principalmente de Navarra. El agua es de la sierra de Urbasa, la malta de San Adrián y el lúpulo de Olite. Los únicos ingredientes que compran fuera son la levadura, en Bélgica; y varios tipos de lúpulo y malta especiales en Estados Unidos y Alemania.
Así, las cervezas artesanas de La Vasconia son un deleite para amantes de la cerveza. No tienen conservantes ni aditivos ni están filtradas ni pasteurizadas. Esto les aporta una personalidad propia que se nota en el cuerpo, el aroma y el color. Según Hermoso son “más sabrosas y aromáticas que el resto y muy interesantes para quien ame la cerveza y quiera conocer sabores nuevos”.
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