Foto cedida por Kuranda
Los que se paralizan ante su aspecto serio se pierden a un gallego con sensibilidad y mucho sentido del humor. De joven, en su Lugo natal, se convertía en payaso para hacer reír a los niños y bailaba breakdance, enfundado en unos pantalones de camuflaje. Lejos quedan aquellos tiempos en el Luis Tosar de hoy, convertido en uno de los talentos más celebrados de su generación. Hace unas semanas recibió su último premio, el Faro de Honor en el Festival de Santander, y ahora estrena nueva película, La deuda, dirigida por el también actor Daniel Guzmán…
The Luxonomist: Con una trayectoria como la tuya… ¿los premios siguen provocando mariposas en el estómago?
Luis Tosar: Creo que, a pesar de esa experiencia que se supone que me avala, uno nunca está hecho a todo. Y en el caso de los premios especialmente. Porque no dejan de ser un alimento que es importante para el actor y para el artista en general. Que haya alguien que se haya molestado en reconocer tu trabajo significa que se está pendiente de lo que haces.
Nosotros, los actores, básicamente nos dedicamos a esto: a hacer cosas y que el resto de la gente las vea, las disfrute y, en el mejor de los casos, se emocione y remueva alguna de esas conciencias. Por eso un premio es siempre la constatación de que eso está ocurriendo en algún sitio y con algunas personas.
TL: Se agradece que le reconozcan a uno en vida…
Luis Tosar: Eso me decía un amigo que se alegraba de que me lo dieran a una edad en la que puedo disfrutarlo y celebrarlo. Porque cuando ya no estás o tienes tanta edad que ya casi no eres consciente, te privas de todo eso y no te sirve de mucho (risas). Hay premios que llegan demasiado tarde y otros que no llegan, a pesar de que sean muy merecidos.
TL: ¿Cómo convive un tímido como tú, aunque ya has cambiado un poco en eso, con una exposición mediática como la tuya?
Luis Tosar: A estas alturas ya no lo llevo mal, me he acostumbrado (risas) Son muchos años y uno ya va haciendo callo. A los veintipocos años no sabía cómo digerir las cosas, se me hacía muy difícil exponerlas al resto del mundo, compartir lo que estaba pasando por mí, por mi corazón y por mi cabeza. Eso me llevaba a mostrar mucha torpeza a la hora de comunicarlo.
Con el paso del tiempo empiezas a distinguir las cosas que son genuinas de las que no, a diferirlas desde el lugar correcto o, por lo menos, desde el que tú consideras que es así. Todo tiene un proceso y, a estas alturas de la vida, hay momentos que ya recibo todo con mucha alegría y tranquilidad.
TL: 3 Goyas, 10 nominaciones, más de 100 películas y varias obras de teatro… ¿Estás ya de vuelta de todo o cada trabajo es volver a empezar?
Luis Tosar: Las nominaciones me bailan, si te digo la verdad. Me fío de tus datos (risas). Lo de empezar de nuevo depende del trabajo y del proyecto. Hay algunos que me resuenan mucho, que los empiezo a trabajar y me recuerdan a cosas que ya he hecho. A veces es para bien y otras para no tan bien, por lo que tienes que esquivar esos recuerdos para no repetir esquemas, lugares comunes o que ya has visitado.
Y luego hay otros proyectos muy contrarios a eso, crees que los controlas y no controlas nada (risas). Te traicionan los nervios, el miedo y, de repente, te encuentras haciendo una escena y te preguntas qué te ha pasado, por qué no sale adelante si la tenías controlada. La inseguridad y la vulnerabilidad vuelven a tu experiencia como si estuvieras empezando.
TL: ¿Eres consciente de que en cada trabajo te has convertido en tu propio enemigo?
Luis Tosar: Sí, pero intento quitarme esa presión, hacer ese ejercicio lo más habitualmente posible, porque sino sería un horror, no podría trabajar con esa exigencia permanente. Evidentemente, no puedo olvidarme de eso porque es parte del asunto al que me dedico. Cuando uno intenta hacer las cosas lo mejor posible, evidentemente piensas en lo realizado ya y, si te ha salido muy bien, ves la forma de hacerlo mejor todavía.
Pero hay un momento en el que intento recordar que me dedico a esto porque me produce un gran disfrute. Y, cuando disfruto mucho, me salen las cosas bastante bien. Creo que, de alguna manera, eso se traduce en algún lugar que, para el espectador, es visible. Hay veces que hago malabares controlados en mis interpretaciones, que intento gestionar con la maestría que me ha dado la experiencia de tantos años. Me gusta jugar con más soltura cada vez.
TL: El día que te suponga dolor esta profesión y que no te aporte felicidad, tienes que dejarla…
LT: Por supuesto, pero también te reconozco que a veces sí me lo supone. Esta es una profesión que me supone muchas angustias, porque uno siempre tiene miedo a que no le salgan las cosas, esta es la realidad de este oficio. No puedes augurar éxito nunca de un día para otro. Hay escenas que sabes que van a salir bien siempre, pero hay otras en las que las emociones están tan al límite, que se pueden fastidiar. En estas necesitas una concentración especial y un ambiente de trabajo concreto que, a veces, no se da. Y eso me produce mucha frustración. Es la cara y la cruz del oficio.
TL: ¿Te has arrepentido de haber rechazado Prison Break y Juego de Tronos?
LT: La verdad es que no. Curiosamente solo me he arrepentido de una cosa a la que dije que sí (risas) y que me podía haber ahorrado. No porque la cosa no fuera bien, porque estuvo bien, sino porque dejé de hacer algo que creo que habría estado mucho mejor. Entre otras cosas porque incluía un viaje maravilloso a Costa Rica y nunca he estado allí (risas).
Al resto de cosas que he dicho que no, no me arrepiento, porque no quiero pasar por ahí. No quiero pensar qué pudo haber sido y no fue. En su día aposté por las cosas que estaba haciendo aquí y de las que estoy profundamente orgulloso, así que no puedo pedir más en ese sentido. Me considero un absoluto afortunado en esta profesión, pero absoluto.
TL: ¿Qué te hace diferente?
LT: (Se queda en silencio, pensando, un rato largo) La verdad es que no sé qué influye cuando llevas muchos años de profesión, porque entiendo que marcan otros factores. En su momento, mi físico era muy contundente. Lo sigo teniendo, es obvio, pero ahora creo que no es tan diferencial como pudo serlo en aquel momento.
Y creo que lo de ser periférico, ser gallego es un plus a favor (risas), de alguna manera influyó. Era una diferencia que, hace años, me hacía sentir más exótico (risas). Ahora la diversidad y la pluralidad es más habitual.
TL: He leído en alguna de tus entrevistas que te reconoces inseguro al actuar. ¿Cómo es eso?
LT: Es un poco lo que te decía antes. Yo nunca tengo la garantía de que las cosas me vayan a salir. Hay en nosotros un enemigo oculto que es muy peligroso y que eres tú mismo. Tienes que jugar día a día con no hacerte boicot. Hay unos estándares de interpretación correctos en los que sé que puedo moverme con solvencia, pero hay otras zonas mucho más arriesgadas que, cuando decides ir a ellas, tienes que saber que debes luchar contra ese enemigo. Y esta inseguridad nos afecta a todos los que nos dedicamos a esta profesión.
TL: O sea, ¿a estas alturas hace falta que te digan que has estado bien o le tienes tomada la medida al trabajo bien hecho?
LT: Le tengo tomada la medida, pero me sigue sorprendiendo que, a veces, lo que uno tiene en consideración como un buen trabajo, de repente no es nada apreciado. Es verdad que es una cuestión de gustos, pero los actores también vivimos un poco de la vanidad y que nos digan que está bien. Si nadie te dice que lo que estás haciendo es bueno durante un periodo prolongado de tiempo, pues uno empieza a mosquearse (risas) y empiezas a pensar si no estás funcionando como deberías de funcionar.
TL: ¿Qué queda de aquel Luis que, en Galicia, jugaba a ser payaso con los niños?
LT: (Risas) Queda mucho, porque tengo dos niños muy pequeños. Creo que soy muy infantil en el sentido de que mantengo mucho esa vibración de niño y de joven. Estoy muy orgulloso de ello y me gusta que esto ocurra, porque esos niños pequeños necesitan de esa vibración y necesitan tener cómplices de esa vibración que sean adultos. Me gusta mucho y me divierte.
TL: ¿Echas en falta esa etapa de bailar breakdance con pantalones de camuflaje por las calles de Lugo?
LT: Me queda lejos, pero siempre hay un halo de morriña y de nostalgia que permanece. Estos días estoy escuchando mucho una canción autobiográfica de Residente que, irremediablemente, me transporta a Lugo, a las calles del barrio y a todo esto que me recuerdas. Fueron años preciosos de mi vida. En ese sentido, también creo que me considero un privilegiado, tuve una muy bonita infancia y una adolescencia divertida, que tuvo sus cosas, sus cambios y un proceso personal extraño, pero que me transporta a unos buenos recuerdos.
TL: ¿Has cogido siempre el tren en la estación apropiada y a la hora justa?
LT: Totalmente, no tengo ninguna duda. Sé que es un privilegio y también te digo que hubo un factor suerte muy importante. Yo la he tenido. Obviamente, el talento y el esfuerzo también son importantes. Una mezcla de las tres cosas es lo que me ha situado en el hoy.
TL: ¿La madurez te ha ayudado a aceptarte mejor?
LT: Sí. Yo creo que he sido padre tardío, a los 43 años, y estoy haciendo un aprendizaje muy grande con la crianza. Eso me está aportando cosas que, a lo mejor, si no hubiera sido padre, me estaría costando más aceptarme a mí mismo. Creo que es importante que, a los actores, de vez en cuando, nos saquen del centro de atención permanente en el que vivimos. Y los niños lo hacen de manera radical. Pero si no son los niños, tiene que ser otra cosa, pero tienes que salir del centro de ti mismo. No es sano vivir permanentemente en torno a ti.
TL: ¿Estás contento con el Luis Tosar de hoy?
LT: Estoy contento, sí. Estoy muy en paz conmigo. Siempre hay cosas que trabajar, que deseo mejorar, pero estoy en un porcentaje alto muy contento. Y sé que es una suerte.
Vivimos rodeados de ruido, de prisas y de una rutina que nos obliga a hacer… Leer más
Siempre es gratificante y enriquecedor visitar los grandes museos. Pero a la vez resulta imposible… Leer más
Después de 37 años al frente de la dirección artística masculina de Hermès, Véronique Nichanian… Leer más
A su faceta como influencer, diseñadora y empresaria, Kim Kardashian suma ahora la de actriz.… Leer más
Ya está aquí la vigésimo séptima edición de Salón Look. Desde este viernes y a… Leer más
Cada vez que aparece en público, el príncipe Louis consigue centrar la atención de todo… Leer más