(Foto: Gtres)
Isabel II será sometida a pruebas puntuales durante los próximos días para vigilar que no esté contagiada de Covid-19. Una decisión que ha comunicado el Palacio de Buckingham después de confirmarse anoche el contagio de su hijo, el príncipe Carlos. Ambos mantuvieron un encuentro personal hace dos días. El heredero dio positivo el jueves en un control rutinario, al que se somete cada miembro de la familia real antes de acudir a algún evento público.
El encuentro entre la Reina y su hijo se produjo después de que la monarca regresara el lunes al Palacio de Windsor, tras celebrar el inicio de su Jubileo de Platino en la residencia familiar de Sandringham.
El próximo abril, la reina Isabel II cumplirá 96 años y aunque siempre ha gozado de muy buena salud, la preocupación es máxima. Recordemos que a finales del pasado mes de octubre tuvo que cancelar todos sus actos institucionales y se retiró un tiempo de la vida pública. Fue incluso ingresada una noche en un hospital de Londres.
El príncipe Carlos, de 73 años, permanece aislado y en cuarentena y no experimenta síntomas relevantes de la enfermedad. En las mismas pruebas realizadas a su marido, la Duquesa de Cornualles ha dado negativo. Las normas en Reino Unido no obligan a la cuarentena a los contactos estrechos de un positivo, por lo que Camilla ha proseguido con su agenda pública.
Horas antes de comunicarse el contagio, el príncipe Carlos y su esposa habían asistido a una amplia recepción pública en el British Asian Trust. Es la segunda vez que el Príncipe de Gales se contagia de Covid-19. La primera fue justo al inicio de la pandemia, a finales de marzo de 2020. Superó la enfermedad sin problemas relevantes, aislado durante siete días en su casa de Birkhall, en Escocia.
Aunque oficialmente no hay confirmación, se cree que tanto el príncipe Carlos como Isabel II están vacunados con tres dosis. La Reina recibió la primera en enero de 2021 y la segunda en marzo de ese mismo año. La tercera dosis de refuerzo la habría recibido el pasado octubre.
Al comienzo de la pandemia, el personal más cercano a Isabel II hizo todo lo posible para proteger a la monarca de contraer el virus. En abril de 2020, veintidós empleados reales sacrificaron su vida personal para permanecer aislados en el Castillo de Windsor y poder servir a la Reina y a su difunto esposo, el Príncipe Felipe, durante el confinamiento.
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