Foto: Gtres
El duque de Edimburgo ha sido intervenido quirúrgicamente por un problema de corazón. Así lo ha confirmado esta mañana un portavoz del Palacio de Buckingham. Asegura que el marido de la reina Isabel II se encuentra bien y recuperándose de la operación en el hospital Saint Bartholomew’s, el centro al que fue trasladado este lunes para realizarle una pruebas médicas relacionadas con dicho órgano.
“El duque de Edimburgo se sometió ayer miércoles a un procedimiento exitoso para tratar un problema cardiaco preexistente en el hospital de St Bartholomew. Su Alteza Real seguirá ingresado para recibir tratamiento, descansar y recuperarse durante varios días”, señala la fuente.
El marido de Isabel II lleva 16 días ingresado en el hospital. Se trata del tiempo más largo que el duque ha estado en un centro sanitario a sus 99 años. Primero ingresó en el King Edward VII Hospital por una infección, para días después ser trasladado al hospital Saint Bartholomew’s, para realizarle una serie de pruebas relacionadas con su corazón.
Durante su estancia en el hospital ha sido muy poca la información que ha trascendido sobre su estado de salud. Ayer mismo la duquesa de Cornualles decía durante una visita a un centro de vacunación que el duque estaba “mejorando ligeramente”. También su hijo menor, el príncipe Eduardo, decía a Sky News que estaba “mucho mejor y lo más positivo es que tiene muchas ganas de salir, así que crucemos los dedos”.
El único miembro de la familia que se ha acercado al hospital ha sido el príncipe Carlos, quien visitó al duque la semana pasada, por expresa petición de éste. Una reunión de apenas 30 minutos en la que el marido de Isabel II le habría expresado a su hijo su preocupación por el futuro de la familia real.
Lo cierto es que, a pesar de su mejoría, el duque de Edimburgo no está pasando por un buen momento. Según cuenta el periodista Robert Jobson, el marido de Isabel II estaría muy afectado por la muerte de su amigo y expaje real el mismo día de su ingreso en el hospital. Una dolorosa pérdida que se suma a la tensión y preocupación de la familia por la inminente entrevista del príncipe Harry y Meghan Markle con Oprah Winfrey.
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